martes, enero 20, 2009

EL NUEVO PERIODISMO EN EL MUNDO


Una Reflexión de César Hildebrandt a propósito del lanzamiento de la edición norte del diario La Primera. Disertación realizada en el auditorio principal de la Universidad Nacional de Piura, la tarde del 6 de enero de 2009.

Transcripción de Reynaldo Cruz Zapata.

El periodismo del futuro es el periodismo que ya está asomándose en la internet. El periodismo que no hacen los periodistas sino que hacen los de a pie. Ya hay varios sitios en la web que toman el nombre de periodismo ciudadano, se llama ciudadano porque lo hacen anónimos, gente que comenta cosas, que denuncia cosas, que cuenta cosas y que hace crónicas de cosas que la prensa no registra.

El periodismo ciudadano tiene un gran porvenir y cada vez más certeza de su crecimiento a partir de la decadencia - claro que hay excepciones - de la decadencia general de la prensa, es decir, la decadencia de la prensa escrita no se debe a que ahora sea menos vista que antes, se debe fundamentalmente a que los periodistas son menos libres que antes, porque el periodismo en el Perú y en el mundo no lo están haciendo los periodistas sino los dueños, porque los periodistas en muchos casos son escribas, empleados, redactores dirigidos por gente que está sumamente interesada en dar una visión sesgada de las cosas.

El periodismo ciudadano va a asustar a la prensa formal y ya la está asustando. Resulta que la publicidad en internet crece, mientras que la publicidad en la prensa escrita - en el mundo, no hablo del Perú – tiende a decrecer. Hay periódicos serios, grandes en el mundo que están dedicándole muchas energías a su versión cibernética, a su versión virtual. Y hay muchas tribunas en el mundo que nacen todos los días en la expansión infinita de las páginas web, que cuentan cosas que ustedes no pueden ver, que no podemos ver en la prensa formal.

Si ustedes abren ahora por ejemplo, cualquier periódico peruano se van a dar cuenta que lo de Gaza no está retratado en toda su magnitud por la prensa formal, pero si ustedes entran a AlJazira, la cadena Katari, la cadena de televisión que se fundó con 130 millones de dólares hace algunos años. Si ustedes entran en Al Jazira que significa la isla en árabe, van a encontrar las imágenes que no van a encontrar en ningún noticiero peruano, ni en CNN, ni menos en la FOX, van a encontrar versiones de Gaza que no son sectarias, si no que son relatos ciudadanos precisamente y fotos tomadas con celulares de los que está pasando en Gaza, porque resulta que como el ejército de Israel está impidiendo el ingreso del periodismo formal en Gaza, el periodismo en Gaza lo están haciendo los Gazahuis o sea las víctimas, los habitantes de Gaza.

Es un ejemplo clarísimo, reciente, palpitante y sangriento de lo que va a pasar en los próximos años si la prensa formal sigue siendo cautiva de los intereses, de los grandes intereses del dinero, de los grandes intereses de las corporaciones. La prensa en el mundo ha perdido independencia y la pierde cada día más, porque está sometida a los intereses del dinero, entonces, eso hace que el internet y el periodismo ciudadano en general que se da a través del internet sea una alternativa real, concreta, de información, de verdadera información. Me temo sin embargo, que algunos gobiernos ya están pensando en fiscalizar el internet, en controlar el internet, en vigilar el internet y en reprimir el internet. Bueno, imagino que el internet encontrará las formas para evadir esa fiscalización, ese control, esa represión.

En general, lo que quiero decirles es que el periodismo del futuro, si estas cosas siguen tal como están, lo va a hacer la gente de a pie y no los profesionales, porque la gente de a pie si tiene libertad para contar cosas, no es el caso de casos de periodistas en el Perú y del mundo que tienen que obedecer ciegamente los patrones de los propietarios, algunos de los cuales son abiertamente mafiosos mexicanos entregados a hacer dinero a costa de cualquier cosa, y de allí pues lo encarnizado de esta pelea y de allí los insultos que uno recibe, y de allí las guerras civiles que uno tiene que enfrentar cuando habla del asunto real: quién es propietario de quien, quién es propietario de qué, y qué obedece la línea editorial de determinado periódico.

Sigan la pista del dinero que allí está todo, sigan la pista del dinero ¿quién está detrás?, ¿qué intereses mueve?, ¿qué bancos?, ¿qué corporación?, ¿qué negocio espectaticio?, ¿qué futura licitación? Allí está la explicación, y esto hace que el periodismo formal empiece a tener problemas cuando la gente dice la lectoría está bajando – no estoy hablando de Piura, por si acaso, nadie se sienta aludido, por favor, estoy hablando en general – en el Perú, cuando dicen la lectoría está bajando, si pues, claro que está bajando, que creen que la gente no se da cuenta de cómo los intereses se han comido la libertad de los periodistas, de cómo los intereses comerciales han devorado la libertad de muchos periódicos, cómo resulta que al final de cuentas el periódico cuenta lo que el dueño quiere y mutila lo que el dueño quiere y subraya lo que el dueño quiere, calumnia a quien el dueño quiere, insulta a quien el dueño decide insultar, la prensa está en serios problemas.

Si yo fuera – que no lo voy a ser – profesor de una facultad (de Comunicación), estoy seguro que fuera un fracaso; pero si lo fuera, mi primera lección sería decirles: chicos cuídense de la prensa, porque la prensa no es como ustedes creían que era: el territorio de la libertad, el territorio de la opinión libre, el desinteresado territorio donde la verdad se dice y la mentira se denuncia, ni se la crean, eso es caperucita roja en 3D. Sí, sí eso es ricitos de oro en versión xxx, (risas del público), ni se la crean, se van a encontrar con unos jefazos que los van a mirar con desconfianza y les van a decir: “Y tú quién te has creído para imaginarte que te vamos a publicar tu crónica. Qué te has creído”. Es que soy el periodista. “No, no, no. Aquí eres lo que queremos y se acabo”.

El periodista que fue a hacer su crónica esforzadamente, que escribió esforzadamente, que trató de registrar una cierta verdad sensorialmente captada: había 3 mil en el mitin. No, no, no, había 500, ya está, lo decide el jefe de redacción y el jefe de redacción recibe las órdenes del dueño, si tiene que haber 500, habrá 500 y si conviene que los 500 se conviertan en 5 mil, habrá 5 mil, lo que usted quiera, como usted mande. En ese territorio se van a mover ustedes, por eso es que la primera frase que ustedes deberían oír es: “Aprendan a decir no, como las vírgenes” (risas del público), porque el que dice sí, después ya no puede decir no, se vuelve un sí crónico, automático, y luego viene el fenómeno de la autocensura que es lo peor que le puede pasar a un periodista, un periodista que ya no necesita ser corregido, rectificado, sino que se corrige y se rectifica sólo porque sabe hasta dónde puede llegar, sabe dónde están los intereses de los periódicos, de los propietarios y sabe qué es lo que tiene que hacer ante cada caso, a eso hemos llegado, por eso es que grandes periódicos que antes eran paradigmas de transparencia y libertad se han convertido en lo que son ahora: tristes sombras, remedos de lo que fueron, hablo del New York Times, no estoy hablando del diario La Aurora de Huancayo, hablo del New York Times.

El New York Times llegó a ser tan patriótico, tan repulsivamente patriótico en la guerra con Irak que tuvo que pedir disculpas en un editorial de dos páginas cuando se supo que no hubo armas de destrucción masiva y que la administración Bush había mentido. El New York Times se embarcó en la mentira de las armas de destrucción masiva, y la divulgó y la defendió y se quemó. Y quien fue la jefa de redacción Judith Miller tuvo que ser echada a patadas para que el diario se limpiara un poco de tanta vergüenza. Eso le paso al New York Times, al New York Times, nada menos, imagínense qué le que pasará a La Aurora de Huancayo, ya no amanece, anochece La Aurora de Huancayo (risas del público), Crepúsculo se llama ahora. Claro, estas verdades no le gustan a muchos, porque dicen éste es el aguafiestas, la verdad que me interesa muchísimo ser el aguafiestas a ser el mentiroso, me encanta ser el aguafiestas.

Les cuento mi experiencia. Les cuento desde el comienzo, yo entré a la televisión creyendo que los programas periodísticos estaban sumamente interesados en contar la verdad, estaba convencido de eso, era lo suficientemente cretino como para pensar eso. Bueno, tuve primero mi primer, que salió muy bien, el ego lo tenía en la azotea, de maravilla y me duró siete meses y me botaron a los siete meses, por qué me botaron, porque me fui al Líbano y le hice una entrevista a Yasser Arafat en un programa que se llamó Testimonio, que fue el primer programa que yo tuve, que se emitió en canal 4 en el año 1981. Entrevisté a Arafat, 20 minutos. Las preguntas eran tan incómodas como el celular que acaba de sonar (el periodista hace este comentario ante un timbre ruidoso de un celular; risas del público). Le pregunté a Arafat: ¿Si su organización no era terrorista, por qué había producido la masacre de Múnich? Y le pregunté a Arafat: ¿Por qué si su organización no era terrorista, hacía que niños fedayines de once y doce años manejaran ametralladoras rusas? Así que el señor Arafat se quedó muy disgustado conmigo, cortó la entrevista de 20 minutos, se paró y se largó y yo me quede a las 5 de la mañana en un zócalo, en la verde de Beirut, en plena guerra civil, absolutamente estupefacto, Arafat me había dejado plantado, pero por lo menos tenía 20 minutos de entrevista; llegué a Lima y edité mi entrevista y dije: aquí me consagro, 20 minutos con Yasser Arafat, el jefe de la OLP, Organización para la Liberación Palestina, el líder de la resistencia palestina, ¿Quién no quisiera tener 20 minutos con Yasser Arafat? Bueno, la propalé y me botaron (risas del público). Y me botaron porque el dueño del canal me dijo que había recibido muchas presiones que decían que considerando que Yasser Arafat era un terrorista como era posible que canal 4 hubiera propalado la entrevista a un terrorista y por lo tanto el canal me rescindía el contrato. Ya está, listo ¿así aprendí? No, no, no aprendí, seguí aprendiendo hasta que me botaron dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve, diez, once, doce, trece, catorce veces me han echado de televisión, por diversas razones, pero sobre todo porque yo creía que la televisión necesitaba la verdad y creía en la verdad.

Un día – y esto lo acabó de contar en una columna - mi reportera Sonia Goldemberg descubrió la farsa en la cárcel de la policía de investigaciones, en donde todas las noches los presos salían de parranda todos los fines de semana y Sonia Goldemberg descubrió que se quedaban sólo 2 y se iban 30 de parranda y 2 contestaban la lista por los otros 30. Fulano de tal, presente. Fulano de tal, presente. Eran 2 voces nada más. Presente, presente, presente, presente, presente (risas del público). Todos estaban presentes y había 30 afuera. Bueno, el dueño del canal me dijo que no pasara eso, que no propalara eso, que no difundiera eso porque iba hacerle mucho daño al gobierno, le dije que no creo que le haga mucho daño al gobierno, le hace mucho daño a la policía podrida que tenemos. No, no olvídate, a la democracia, me dijo. ¿Cómo va a hacerle daño a la democracia decir la verdad? Hombre, lo ha pedido el señor Pedro Pablo Kushincky, que era ministro del segundo gobierno del señor Fernando Belaunde Terry. Bueno, al final difundí la cosa y me cancelaron en el aire el programa, me dejaron como un idiota, me pusieron comerciales y luego me pusieron los Detectilocos (risas del público), que era un programa cómico.

Me han botado por mil razones. Una vez me botaron porque Ricardo Uceda, descubrió el paradero del Comandante Camión. El Comandante Camión era un marino que se apellida Artaza, había cometido unos crímenes espantosos en materia de derechos humanos y que estaba en Panamá, feliz de la vida. Uceda descubrió su paradero. Bueno, allí fueron más eficaces, porque eran mis amigos de canal 2 y me dijeron: Esto no puede salir (imita el castellano masticado de Baruck Ivcher). Pero, entonces, yo me voy. Pues tendrás que irte, por no salir (nuevamente imita el castellano masticado de Baruck Ivcher). Y no salió, así que esa fue una guerra preventiva, por lo menos.

Para terminar, se enfrentan – los que van a terminar - ustedes con un mundo bien difícil y bien hostil, donde nada es lo que parece y lo que parece no es. Así que habrán bien los ojitos, lean todo lo que puedan, incrementen su incredulidad y su desconfianza, no les crean a las ratas que hablan por televisión.

Muchas Gracias.