sábado, abril 30, 2011

Adios, Ernesto Sabato, gracias por tu gran legado a la humanidad


Cosme Saavedra Apón

Hoy sábado 30 de abril, ha muerto otro grande de los grandes. Ernesto Sábato, autor de esas vigentes epopeyas literarias como son: "Sobre héroes y tumbas", "El túnel" y "Abaddón el exterminador". Además de diversos artículos filosóficos, libertarios y de corte humanístico. Alerta siempre de los grandes enemigos de la moral humana. Jamás nadie podrá borrar de nuestras mentes las confesiones del pintor Juan pablo Castel, su obsesión homicida por María Iribarne, en "El Túnel". La resistencia salvaje de Alejandra Vidal ante la inevitable transformación y pérdida de su cuerpo de niña, Martín cavilando en el parque Lezama, la decadencia de los Olmos, el majestuoso Informe sobre ciegos, ese capítulo de la novela tan despiadadamente magistral. Cada palabra entrando sigilosamente con furia en el corpus del relato, cada imagen levantada sobre el horror y la ternura, sobre la sospecha y la clarividencia, sobre el espanto y la luz cegadora de la prosa redescubierta para captar lo inefable.

Hemos aprendido mucho de usted maestro, los narradores consolidados y los jóvenes. Hemos tomado entre nuestras manos esas joyas que no fueron labradas para maravillar a alguien, sino para estremecer las fibras más profundas del ser humano y conquistar inasibles bellezas, nuevos espasmos y otras aristas sobre el rumbo de la creación estética en América latina. Grande entre los grandes, muchos jóvenes escritores como yo, en las redes sociales han expresado su profundo pesar por tan enorme pérdida. Se fue, pero sus novelas, que conforman, para muchos los selectos libros de cabecera, a las cuales retornamos cuando la realidad nos muestra su lado más agreste y entonces necesitamos hacer brotar de la inconformidad, el odio y la fealdad un galopante halo de belleza, como lo hiciste tu maestro. Por eso eres un gigante que se marcha, dejándonos en el corazón una enorme fogata en la que se te recordará siempre crepitando en el más crudo de todos los inviernos.

viernes, abril 29, 2011

Alfonso Ugarte



César Ángeles L.

1

Cayendo
como palabras en el vacío
sintiendo
la piel de madera del caballo y
la bandera que ni siquie
ra te sirvió para atracarte
entre rocas y
caes ahora
surcado de recuerdos en
el terror del aire
ves ves escenas flamígeras
mares enrojecidos humo
arropándose en tu boca abierta
llena ya de moscas muy negras
y oportunistas
café anticipado
aunque en el quirófano imaginario
dibujasen surcos rojos en tu panza (y
en la del caballo) buscando
la causa del occiso o tal vez
pepitas de oro porque
ya no
se puede confiar en esta vieja
utilería patria
ni doctores
ni académicos
sólo una carretilla de tristezas
una prolongada traición, Alfonso,
¿qué me miras?
¿para qué diablos, dime,
te arrojaste al mar?
¿para ser una figurita a
color? ¿for that?

2

y tu caballo ni
le consultaste él
creía que abajo había un
tono de
carnavales y solo
las tristezas alargadas del mar

3

cielo / noche / fin de la batalla
todos miran sin pausa desde
arriba los 2 cuer
pos destrozados sobre las pie
dras y
olas de la marinera
lágrimas / suspiros / maldiciones
(alguien cuenta un chiste de maricones)

y ya nada ya para qué

Alfonso / besa tu vacío
estaciónate en aquel pedestal improvisado
los héroes no se comen pero
sí la carne de caballo

4

no, pues,
no te quedes en el Morro
te seducen con sus
hojalatas
corta los nevados
salta los ríos
arranca otra vida
y dispárales en el corazón
verás que el cisne era pura bisutería
que no tienes casa ni habitación
y tu canto será entonces
nocturno como la ópera que libres
anudan cada día los gatos a la luna

(del libro inédito Héroes / abr 92-oct 010)

El tesoro es enamorarse, y aprender matemáticas



Miguel Angel Vallejo S.

Es curioso cómo las matemáticas entran en una aventura de cuatro chicos entrando a la adolescencia, donde, además, hacen el papel de arqueólogos aventureros en una huaca prehispánica. Pero así ocurre en Walac, novela del buen escritor Cosme Saavedra.

En medio del ardiente desierto, varios grupos de chicos recorren un relleno sanitario buscando pequeños tesoros urbanos: desechos de juguetes o cosas de adultos. Sin embargo, darán el paso a la adultez siguiendo el rastro de una antigua leyenda referida por una anciana: la del lagarto de oro (Walac) que cuida sus antiguos tesoros en un complejo de túneles.

Luego de varios vericuetos, los aventureros se internan en la busca, usando códigos matemáticos para no perderse en el laberinto. Usarán, además, misteriosas ecuaciones para explicarse su ubicación, que por el desarrollo de la novela, podría ser una metáfora de cómo se entienden ellos mismos. Así, llegarán hasta el tesoro resguardado por millones de lagartijas, en una larga escena donde la narración llega a sus mejores niveles: delirante, pero verosímil, en un muy buen juego con el lenguaje.

A lo largo de esos complejos túneles, irán aprendiendo no solo de arqueología, sino a conocerse y a tolerarse.

Se trata de una historia vertiginosa, en la que los sucesivos personajes entran y salen rápido de la historia, y en la que hay varios conflictos en sus relaciones y las que tienen con sus padres. No es un texto idílico en el que todo está bien, sino que hay cambios constantes y problemas que se solucionan, pero no de un solo golpe.

Un último detalle. Algunas escenas emparientan a Walac más con la literatura juvenil, como cuando le bajan el pantalón a Katy, o la pelea entre varios jóvenes y millones de lagartijas. Sin embargo, una clave adolescente mayor son las relaciones más complejas entre los personajes, incluidas las insinuaciones de romance.

Ficha técnica:
Walac
Cosme Saavedra, Editorial Altazor.



Nota: Articulo publicado en el diario El Peruano, el 3 de febrero de 2011.

Literatura independiente y otros postres



Después de varios meses, que creo que en realidad años, Eduardo Valdivia, autor de Los sueños del alfil rojo, uno de los mejores libros de cuentos de los últimos años, nos regresa uno de sus postres favoritos y con él, su universo temático. En Literatura Independiente y otros postres encontramos diversos posts; bajando un poco el cursor nos encontramos con Poesía Indie, bajando un poco más, con las versiones corregidas de Los adoradores del carnero y La isla, los cuentos más trascendentes de su opera prima; también, numerosos artículos y vídeos.

Para muestra, este poema:

Hotel Bolognesi

Cuando Sandra vuelva cuando vuelva
limpiaré mi habitación de todas sus ausencias
recogeré los trastos sucios de mi alma
haré con los alambres retorcidos
corazones y soldados de plomo
cuando Sandra vuelva cuando vuelva
la luz de la ventana llenará todos los rincones de la tierra
y el teléfono no sonará jamás,
todas las arañas de mi vida habrán muerto
y no conversaré con fantasmas ni paredes vacías.