viernes, diciembre 30, 2011

Doctor Who, Doctor Misterio



Eduardo Valdivia Sanz

Serie inglesa, transmitida por la BBC desde el año de 1963, informa Wikipedia y alguno que otro blog de entusiastas de la Ciencia Ficción y de los mundos raros; yo me sumo a uno de esos fanáticos de la serie inglesa y de los mundos paralelos. Desde mi liliputiense lugar que ocupo en el ciberespacio, confieso que mi primer contacto con el Doctor Misterio ocurrió en uno de los canales de televisión del Ecuador. Tendría alrededor de diez años y soñaba con que llegará el día jueves para encender el viejo televisor en blanco y negro que había en casa. Esperaba la semana entera para encontrarme con los insectos espaciales y con las lunas de Plutón, qué guay era ver a ese doctor de gigantesca nariz, cabellos alborotados, que lucía esa larga chalina y ese singular sombrero.


Por entonces no lo sabía, pero ese era el Doctor número cuatro, el Doctor, de fisiología única, posee dos corazones y ostenta la capacidad de regenerar su cuerpo. Luego treinta y un años más tarde, después de una búsqueda nula en el YouTube y en varias páginas web, me pilló otra vez con el Doctor, y claro está, empiezo a bajar las series una tras otra para gusto mío y para el fastidio de mi esposa, que sufre con los universos delirantes y con los mundos fantasmagóricos, mientras me pide que le baje el volumen al televisor y que le traiga un vaso de leche de la nevera. Yo me levanto de la cama para no contrariarla; uno por su embarazo y dos porque es inútil contrariar a las mujeres, si no quieres quilombo después; y debo apagar el televisor o ir a la sala donde está mi computadora para continuar viendo la serie con los audífonos puestos, hasta que mi esposa se levanta de la cama para decirme que son las dos de la mañana y que a las seis tengo que levantarme para ir al curro. Y yo me voy a la cama, contento; sé que soy un crío a pesar de mis cuarenta y un años.

En la cama le doy vueltas a la locura de la serie y cómo me mola saber que bajo mi barba de hombre adulto vive un niño, un niño que todavía se sorprende con la existencia, y sí, el Tardis, el Doctor y Donna Noble, viajan por alguno de los universos paralelos; entonces, no lo dudo, el universo es un lugar flipante, Los Señores del Tiempo existen y espero sinceramente a que un buen día vea una cabina de policía británica de los años cincuenta en la azotea de mi casa.

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