Portada de libro |
Miguel Ángel Hernández
Sandoval
Al Perú de los noventa nadie quería venir y muchas familias querían
irse, pues la violencia terrorista y la crisis moral y económica habían
debilitado todos los poderes del Estado. La democracia estaba hecha jirones y
el caos era generalizado. Esto lo sabemos muy bien los peruanos que no nos
fuimos y que tenemos más de 30 años. Albatros
(publicada por Lengua de Trapo en 2013 y Premio Alfonso el Magnánimo de
Narrativa en Castellano 2012) es
una novela que trata sobre la violencia política en el Perú, y de lo que esta
genera, en los primeros años del gobierno de facto de Alberto Fujimori. Aborda,
además, el tema de la migración y de las esperanzas que se tenían en dicho gobierno,
de lo que realmente fue, y de cómo le tocó vivir esto a las personas de a pie
de los sectores marginales de aquella Lima
convulsionada.
El autor José Luis Torres Vitolas
(Lima, 1971), ingeniero industrial y magíster en literatura hispanoamericana, cuenta
en cada uno de
los seis capítulos en que está dividida la novela, siete historias muy medidas
pero diferentes entre sí, tanto en el uso de las técnicas y recursos literarios específicos
como en la estrategia para contar los hechos y afrontar el paso del tiempo. Para cada una de ellas
emplea desde diálogos superpuestos (los llamados “vasos comunicantes”) hasta
grandes saltos en el tiempo, pues la historia principal es una conversación que
se produce en 2010. Pero si bien existen algunos problemas de precisión con el empleo
del lenguaje, es gracias al interés de la trama y al dinamismo de la narración
que Albatros resulta ser una novela recomendable, para leerla de manera muy
atenta, y así no perderse pasajes y frases pronunciadas por unos y por otros,
porque no sabemos quiénes hablan y cuándo lo hacen.
La narración, que es como un ejercicio de
construcción y desconstrucción histórica, está centrada en un
grupo de jóvenes provincianos cuyas familias, huyendo de la guerra interna,
migran a los más populosos distritos limeños. Pero aquí solo encuentran más
violencia (tanto de los subversivos de Sendero Luminoso como de los comandos
paramilitares).
Por ejemplo, uno de los personajes resume bien esta idea cuando
dice: “Si tú y yo desaparecemos, no pasa nada. Aquí nadie, en Santa Inés,
significa algo (…) Todos estamos contra la pared, esperando la bala. De Sendero
o del Ejército”.
Esos jóvenes protagonistas también se encuentran con una gran
crisis (el shock económico de 1990),
la corrupción imperante entre todas las autoridades y hasta una epidemia de
cólera. Las cosas no solo iban mal sino que pintaban para peor. El Perú estaba
desvalorado y la gente quería huir (entre 1990 y el 2005 cerca de 1,7 millones
de peruanos se fueron a vivir al exterior). En ese difícil contexto, las
historias de estos jóvenes siguen caminos muy diferentes, que los llevan
incluso a enfrentarse y matarse entre ellos, en algunos de los episodios más
intensos de la novela.
Torres Vitolas, siguiendo la tradición de las grandes novelas
políticas latinoamericanas, reconstruye en Albatros
(nombre de la librería donde se encuentran el excapitán Sergio Castillo y
el Cucaracha, antiguos integrantes de un comando de ejecución del Ejército) esa
época negra de los años noventa. Una novela que todo peruano debe leer, unos
para –de manera ficticia y novelesca- refrescar la memoria y otros, los más
jóvenes, para enterarse de lo que pasó en ese periodo de envilecimiento
colectivo que padeció el Perú bajo el fujimorista régimen de terror y miedo.
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