martes, diciembre 18, 2007

La lucha contra el invierno y la dictadura de las hojas muertas

Fabián Bruno

Más que un testimonio personal me enfocaré a dar un testimonio colectivo de unos jóvenes imberbes que un día decidieron dedicarse plenamente a la escritura y “luchar contra el invierno y la dictadura de las hojas muertas”, como poetiza José María Gahona en su poemario “Transparencias”.

El año 2002, en julio, vio la luz la revista literaria Café de Artistas, revista del círculo literario homónimo. Éste estaba conformado en su totalidad por estudiantes de Lengua y Literatura de la Universidad Nacional de Piura, que buscaban un espacio dentro de ella. Fue dirigido por José Lalupú e integrado por Fernando Silva, Sophía Sánchez, José Carlos Zapata y Charles Purizaca. Y este Café de Artistas estuvo lleno de bonitos símiles, como la poesía y […] de aleccionadores, de sobrecogedores hallazgos. El café de artistas es un lugar de eterna tertulia, un nido de poetas flacos y espirituales, de editores exigentes y pintores silenciosos que aplastan las colillas contra el mármol de las mesas. Cada quien fraguando su próxima ficción. Mucha bohemia claro está, tal como apunta el editorial de la revista, en claro homenaje a Camilo José Cela.

Meses después, se unirían a este grupo Yojany Mogollón y el que redacta estas líneas, siguiendo también Dany Cruz Guerrero. Nos integramos y soñamos con la próxima edición de la revista, que aún duerme en los archivos del computador de uno de los miembros del grupo y que jamás se publicó por un sinnúmero de situaciones que aplazó indefinidamente la revista N° 2. Cabe anotar que en ésta se encontraba un trabajo de Javier Vílchez y otro de Cosme Saavedra.

Pero mucho antes, de esta revista fallida, el año 2003 se conformó en la facultad de Educación de la Universidad Nacional de Piura, un taller de literatura que estuvo dirigido por Houdini Guerrero, narrador, mago y editor de Sietevientos. El mes de setiembre de ese año se publicó el primer número (N°o) de la revista del taller, que había adoptado el nombre de Aula 34, en alusión directa al aula donde solíamos reunirnos los integrantes del taller. El Aula 34 era un nuevo espacio para la literatura y los jóvenes Sophía Sánchez, José Lalupú, Yojany Mogollón, Fernando Silva, Dany Cruz Guerrero, Charles Purizaca, Edgar Bruno (Integrantes de Café de Artistas), Reynaldo Cruz}, Henry Córdova (integrantes de Intillaqta, otro novísimo grupo literario de la UNP), Javier Vílchez, Harrinson Talledo, Antonio Navarro y otros.

La Santísima Orden 34, en noviembre del 2004 publicó su segunda revista (N° 1) con ilustraciones de Luis Ordinola; daba a conocer trabajos de Fernando Silva, Javier Vílchez, Dany Cruz Guerrero, José Lalupú, Charles Purizaca y Edgar Bruno; cerrando con esta segunda publicación una etapa fructífera y renovadora para la literatura juvenil piurana.

Este mismo mes, la consagrada revista de literatura Sietevientos, en su publicación décimo primera, daría a conocer los trabajos poéticos de Fernando Silva, Dany Cruz Guerrero[1] y Edgar Bruno, así como una pieza narrativa de Javier Vílchez. Posteriormente, en la entrega décimo segunda y décimo quinta, se publicaría las narraciones de José Lalupú.

Justamente por estos y anteriores meses del 2004, los integrantes de Café de Artistas, conocimos al colectivo artístico Los Ángeles del abismo, de Sullana y de intensa vida cultural. Nos reuníamos con Ricardo Musse, César Gutiérrez, Cosme Saavedra y Luis Ordinola y con ellos compartíamos mucha poesía y los infaltables ceviches de caballa, preparados por las poetas – musas Sophía Sánchez y Yojany Mogollón. También solíamos reunirnos con David Perea y Angel Hoyos, principales gestores de Tacreli (Taller de Creación Literaria) de la universidad de Piura y que sería el embrión mayor de Magenta, actual grupo literario de esta casa de estudios. De esos encuentros, de esas horas perduraría una amistad inigualable. Con Los Ángeles y los Tacreli[2], planeamos algunas publicaciones, pero jamás, por diferentes causas, conocieron el mundo real.

Tiempo después, cada integrante de La santísima Orden 34 cogió nuevas rutas, sólo algunos, Los Otros, se reunían gustosos en una vieja plazuela del centro de la solar Piura. Esta plazuela no es otra que la Plazuela Merino y serviría dar un lugar en le mundo a esos poetas vagabundos, desheredados de la belleza de la cuidad, parafraseando a Carlos Oliva. Nos convertimos en un nuevo y sólido grupo literario que heredaría la tradición de los grupos literarios juveniles de estas tierras. Así nació Plazuela Merino, que lejos de ser un grupo de poetas huascas es una camaradería sui generis.

En noviembre de 2006, dos años después de la última revista de la Santísima Orden 34, se publicaría el primer número de la revista Plazuela Merino, con motivos inflamarios, antiburgueses, callejeros y, en menor grado puros. Los cómplices de este asalto son: Reynaldo Cruz, Henry Córdova, Javier Vïlchez, Dany Cruz Guerrero, Lúber Ipanaqué y Edgar Bruno; también recoge los trabajos de Teófilo Peña y Ricardo Musse (invitados para esta publicación).

Ya para esta publicación varios integrantes habían ganado juegos florales y premios literarios diversos. También se había publicado la plaqueta Desencuentro (setiembre, 2003) de Dany Cruz Guerrero; el poemario Hostia Sideral (Noviembre, 2005) y la plaqueta Epístola los transeúntes (primavera del 2005) de Lúber Ipanaqué; el libro de cuentos Sorpresa (febrero, 2006) de Javier Vïlchez; la plaqueta Suicidas Aedos (Agosto, 2005) que reúne los trabajos de Reynaldo Cruz, Jorge Dávalos y Lúber Ipanaqué; y, por último, Borgoña (octubre, 2006), plaqueta de Reynaldo Cruz.

Este es un recuento (2002 -2006) del itinerario de un grupo de jóvenes poetas que se volcaron a la ciudad, al mundo para agotar sus palabras (Javier Heraud) y llegar al mar con la sola alegría de [sus] cantos (Luis Hernández).

[1] También, un trabajo suyo aparece en Sietevientos 15.
[2] Justamente con David Perea, Angel hoyos y Eduardo Gonzales, amigo que no integraba Tacreli, preparamos la fallida publicación de la Revista Café de Artistas Nº 2.

Foto: Los Tacreli y los Cafés en la casa de Eduardo Gonzales

lunes, diciembre 10, 2007

MERCEDES... in memóriam

Lúber Ipanaqué

1

Mi madre fue campesina.
En el crepúsculo sus ojos se tornaban como las
aguas del río Ucayali.
En el ocaso amaba el vuelo de las garzas.
Nunca dio su corazón a la sonrisa de las flores.
Ni su amor a las serpientes del camino
como los hombres suelen darse a la traición y
a la barbarie.
Pero una tarde- o noche, no recuerdo-
el tiempo no hizo diferencia entre la sonrisa de sus labios
y la contaminación de su sangre derramada por su cuerpo.
Se quedó cautiva de dolor y presa de miedo como una
mariposa en las manos de un niño.

2

Mi madre también amó el crepúsculo.
Muchas veces la vi sentada en la orilla del río
y tomándome la mano me decía: “¿Ves esos pájaros? No, no.
No son garzas, es un ángel. Debes aprender a
mirar con el corazón, vida mía.”
Y amó los vientos que refrescaban su memoria.
Mas ahora que agoniza
y es como el ocaso a punto de ocultarse y
la tarde corre el peligro de morirse con ella,
debe soñar- como dices, Juan Cristóbal-
con el árbol de guanábana que plantamos en
la huerta de la casa
(antes de mi viaje hasta Piura, tenía 11 años)
para calmar la lluvia que cae en el cielo de sus hijos o
la inmensa desolación de nuestras almas.

Los "dolores morales" de Santiváñez

Javier Ágreda.
La República, Lima 02/09/06

El último poeta maldito
El escritor piurano Róger Santiváñez ha reunido toda su obra poética en el libro Dolores Morales (Ed. Hipocampo). Fue fundador y líder del polémico Movimiento Kloaka.


Sinuoso y difícil es el camino recorrido por el poeta Róger Santiváñez desde su Piura natal hasta Filadelfia (EEUU), donde actualmente reside. Entre ambos extremos está su larga permanencia en Lima, que lo convirtió en uno de los más notorios representantes de la poesía urbana, bohemia y marginal. Santiváñez acaba de publicar el libro Dolores Morales. Selección de poesía 1975-2005 (Hipocampo, 2006), en el que reúne casi todos sus poemarios completos, además de una gran cantidad de textos inéditos o recuperados de plaquetas y revistas.

Educado en un colegio jesuita en Piura, el poeta inició sus estudios de Literatura en la U. de San Marcos a mediados de los años 70. Ahí, en el taller que dirigía Marco Martos, conoció a otros jóvenes poetas (Enrique Sánchez, Luis Alberto Castillo, Edgar O'Hara) con quienes formó el grupo La Sagrada Familia (1977-79). Entonces publicó su primer libro, Antes de la muerte (1979), que contenía poemas como "Martín Adán / Oda" y "Homenaje a Ernesto Che Guevara", además de múltiples alusiones a poetas como Rimbaud y Luis Hernández (entonces sus paradigmas vitales) y versos en los que describe la ciudad: 'Centro de Lima. Sucio y maldito. Bello ritmo y pavimento / Jirones golpeados y escupidos/ ...Rabia y droga, rameras y asaltantes...'.

En los años 80, Santiváñez formó parte del resurgimiento del grupo Hora Zero, y fundó y lideró el polémico Movimiento Kloaka, conformado por Domingo de Ramos, Guillermo Gutiérrez, Mariela Dreyfus, Mary Soto y otros. La poética de Kloaka estaba basada en la radicalización del vitalismo y el coloquialismo de la poesía urbana previa, llegando al lenguaje lumpenesco. Siguen estas propuestas los libros de Santiváñez Homenaje para iniciados (1984), El chico que se declaraba con la mirada (1988) -en los que se despide de la adolescencia con poemas marcados por el erotismo y la temática amatoria-y Symbol (1991), "escrito en el idioma que se habla por las calles de Lima, después de la medianoche".

Temporada en el infierno

A inicios de los 90, la prolongada bohemia comenzó a generar una serie de problemas y sucesos extraños en la vida del poeta (se cortó las venas en la Plaza San Martín) que lo conducirían a su propia temporada en el infierno: "...he vivido un tiempo -el suficiente, el necesario- en un hospital para enfermos mentales", confiesa en Insane asylum, una plaqueta publicada en 1989 e incluida en este libro. A partir de esa experiencia, sus libros combinan lo urbano y el erotismo con símbolos de carácter religioso y místico, aunque manteniendo siempre un tono irónico e irreverente. Esa nueva etapa se inicia con Symbol y continúa con Cor Cordium (1995), Santísima Trinidad (nouvelle, 1997) y Santa María (2001).

La salida a la crisis ("Esa vida, llena de alcohol y de drogas, me estaba matando", ha declarado recientemente) se le presentó al poeta en 2001, con una beca para continuar sus estudios de Literatura en EEUU. Radicado desde entonces allí, Santiváñez ha optado por una vida más reposada y estable, y ha publicado dos nuevos libros: El corazón de zanahoria (2002) y Eucaristía (2004). A sus 50 años, está culminando su doctorado en Literatura Latinoamericana en la U. de Temple (Filadelfia) y en Dolores Morales ha reunido por primera vez el conjunto de su interesante aunque controversial obra poética.

Perfil

Nacimiento. En Piura, 1956. Estudios en la U. de Piura y en San Marcos (Lima). Desde 2001 estudia y trabaja en la U. de Temple (Filadelfia).
Obra poética. Antes de la muerte (1979), Homenaje para iniciados (1984), Symbol (1991), Cor Cordium (1995), Eucaristía (2004), entre otros.

Notas:
Foto: Róger Santiváñez
Artículo tomado de la web Libros peruanos