martes, julio 30, 2013

Roy Virtú II

Roger Santiváñez

Hoy, martes 30 de julio, a horas 7.00 p.m., en los ambientes del Ex – Rectorado de la Universidad Nacional de Piura, se presenta el libro "Virtú" de Roger Santiváñez. ¡Somos poesía!

Un nuevo poema de Virtú, como adelanto:

Sea Isle / 3

Seda sonora silencio sólo sale
De ti en la oquedad de las olas
Una tras otra tersura tierna

Que en su fresco resonar admite
Voces apagadas un susurro del
Viento colmado de belleza femenina

Palabras inventadas por marea
Franca & la gaviota caminando
Solita en los concéntricos bordes

Se decide a volar & es hermosa
Sobre espumas serranas en su
Cumbre o en un velero que se va

Se va yendo se pierde en el
Cuadrado horizonte lo retumba
El fino atardecer lo va matando


William Guillén Padilla o la minificción en el Perú

Portada de "77+7 nanocuentos"


Las casas camino a la ciudad de Lima se erigen en variados espacios; desde arenales, hasta muy bien acomodados meridianos de cemento y gravilla. Pequeños poblados nos saludan con inocencia mientras el paso del ómnibus nos dibuja y acorta la distancia. Han puesto la misma película de todos los viajes: una melodramática que extasía la memoria y el cariño de las personas hasta convertirlas en un grupo informe de suspiros. La primera parada es Lima; luego vendrá otro viaje más largo: Ayacucho. Es la primera vez que voy a aquella ciudad que tanta historia reciente alberga y al mismo tiempo tanto silencio. Uno lee muchas cosas que recuerdan la violencia de los días pasados, donde solo absurdos pensamientos de un cambio a través de la sangre y el fuego, han dejado un país que teme y se siente desposeído de sus propios argumentos de paz. Pero el tiempo es distinto: la vida ha seguido un curso indefinido y necesario, para muchos mejor, pero que ha llevado nuestra solidaridad a convertirse en una burla, un individualismo vulgar. Es cotidiana nuestra ausencia.

Pero el motivo que me lleva a tierras lejanas es otro: un evento literario. El tema central, es muy peculiar, a pesar de ser esencialmente poético: “Vallejo y su libro ‘Contra el secreto profesional”. Peculiar porque abordar un texto de esa categoría, donde muchos se han empecinado solo a descubrir lo mismo en su poesía, invita a creer que estamos empezando a leer de otra manera lo escrito hace ya casi un siglo. No debería generarnos sorpresa esto. Recordemos los comentarios del común denominador de la época con la vanguardia que surgió en el Perú cuando prevalecía en aquellos tiempos los empalagosos rezagos del modernismo: solo buscaron desacreditar la vitalidad de lo que se empezaba a germinar en nuestro país tan vedado siempre al arte en general. Y sucede que este libro, ‘Contra el secreto profesional’, ya almacenaba, casi como un respiro futuro, una de las variantes narrativas más complejas de la actualidad: la minificción, aunque no concebida desde los manifiestos teóricos que ahora se utilizan para diversificarla con cautela, pero que ya marcaba una nueva etapa en la experimentación literaria de principios de siglo XX. Hay virtud en esto.

Georgette de Vallejo manifiesta que los borradores de este libro se dieron en la década comprendida entre 1920-1930, aunque recién vieron la luz en 1973, editado por Mosca Azul Editores. Es decir, lo que profundizaron literariamente Monterroso, Cortázar, e incluso Borges y Casares con la publicación en 1953 de ‘Cuentos breves y extraordinarios’, ya había sido revisado muchas décadas antes por Vallejo, como ha sucedido con toda su obra literaria, adelantada siempre a las convencionalidades de la época. Si bien la minificción ha sufrido una evolución apresurada (se habla ahora de microcuentos, microrrelatos, micronovelas, microteatro, etc.), esta se ha fortalecido enormemente por la convicción de autores y grupos literarios que han apostado por esta variante, hasta convertirla con seriedad en una nueva fórmula narrativa. Y el Perú, desde Vallejo, ha manifestado una elocuente gama de narradores; prueba de ello, en el 2012 se publicó la monumental ‘Circo de pulgas. Antología de la minificción peruana’, elaborada por Rony Vásquez Guevara, brillante conocedor del tema y propulsor de esta especie literaria desde su revista ‘Plesiosaurio’. Dentro de ella se cita a innumerables narradores, noveles y con trayectoria, los cuales viene trabajando con tesón sus perspectivas en este campo. Uno de los que más destaca, tanto por su peculiar forma de narrar como por su compromiso con la minificción, es William Guillén Padilla. Que se entienda esto de compromiso no como una obligación artística, sino como el interés de un autor por dejar en claro la vitalidad y fortaleza de lo que escribe.

Pocos son los autores que han apostado tanto por los textos breves. Muchos han sobrevivido solo a la publicación de un libro o dos, y luego abordado diversos espacios ajenos a la narrativa ‘hipercorta’. Ya sea la agilidad de nuestros días o la versatilidad de lecturas que buscamos para no aburrir, pero los microcuentistas, a pesar de ahora ser muchos, no es constante; es decir, no persisten. Guillén Padilla puede preciarse de ello. Sin ser ajeno a los demás géneros literarios (ha publicado poemarios, abordado la cuentística en extensión, proyectos futuros de novelas), se ha encaminado por la publicación de varios libros con textos breves, y algunos de ellos son ya un clásico enciclopédico: ‘Cuaderno de almanaquero’ (2011) es sin duda el mayor proyecto realizado en el campo del microcuento. Esta obra recoge una microficción por cada día del año, con su bisiesto y feriados, utilizando como eje principal los nombres de todos aquellos que aparecen en el calendario cotidiano: un ‘bristol’ moderno. ‘Lo que yo barman oí’ es otra joyita: imaginemos todas las historias que escucha en lo nocturno esta persona que atiende a parroquianos de todo tipo: bohemios, personas engañadas que buscan liberarse, enamoradores compulsivos, etc. Pero este personaje es solo un pretexto: lo principal son las situaciones que desbordan nuestra imaginación. Algunas de ellas sobrenaturales, otras ilógicas, pero siempre con esa lectura ágil y atrayente. Como el autor mismo menciona ‘no es una apología a la bebida’; el autor sale muy bien librado de ello. Con ‘77+7 nanocuentos’ hace un vuelco y fusiona dos especies narrativas: por un lado compila 77 microcuentos de diversas temáticas y le agrega 7 cuentos que podríamos denominar ‘comunes’ por la extensión. Aunque no es la primera vez que logra esta fusión (ya la había realizado al unir la poesía de ‘Planetario astral’, con la narrativa de ‘Actos y relatos’; editados en un formato que recuerda los textos de ‘Cara & Cruz’ de Ediciones Norma), ya auguraba que la narrativa no le era nada ajena. Nos ha confirmado su elocuencia literaria con la publicación de ‘Retorno en tiempo real y siete cuentos más’ (Arsam, 2013), libro que reúne un conjunto de muy buenos textos, algunos de ellos finalistas del Premio Internacional Copé de Cuento. En esta nueva entrega de Guillén Padilla uno queda embelesado con el cuento ‘Los amantes’, donde uno de los personajes, una mujer impasible que arroja al tacho de la basura los escritos que considera ‘malos’ del esposo, nos recuerda a todos los que escribimos esas virtudes odiosas que llegan a tener los editores. Con ‘Historia de Noela’ y ‘Eterno amor’, ambos con temáticas y tramas muy distintas, pero con el fantasma de la violencia subversiva entre sus líneas, el autor nos invita a conocer un poco más de nuestra historia reciente para poder creer hasta dónde llegaron las circunstancias y personas con sus acciones en medio de esta guerra infinita y devastadora. ‘La maldición de los pájaros’ es un llamado a nuestra infancia y critica aquella inconciencia que solo busca soluciones sin medir las consecuencias. Un libro maduro y que demuestra la buena narrativa de este autor.

La narrativa peruana está con buen auge, y con William Guillén Padilla, en cualquiera de sus variantes’, se fortalece aún más los criterios del arte que busca persistir.

Palabras para Diario de batalla, de Jack Flores

Jack Flores

Como a casi la mayoría de mis amigos escritores en Lima, no recuerdo bien cómo conocí a Jack Flores, creo que fue de entre aquel grupo de luminosos nictálopes que consuetudinariamente nos encontramos los viernes en Don Lucho, el hermoso bar con la vieja rockola del Jirón Quilca, en el centro de la ciudad; o tal me lo presentó alguien, quizá el narrador Carlos Rengifo, alguna media tarde de farra luego de una presentación literaria similar a esta; la verdad, no estoy seguro ahora; pero de lo que sí puedo dar fe, es que a Jack Flores, esforzado creador de mundos literarios, peleador callejero de la palabra, fabulador incorregible, lo he encontrado siempre entre el grueso de escritores que acabamos la suela de los zapatos recorriendo mundo por remotas tierras del Perú.

El texto de la solapa de este libro dice a la letra: “Viajero constante”; y lo recalca más abajo: “Ha recorrido el país de palmo a palmo participando en distintos eventos literarios”. Yo doy fe de ello. A mí me consta. Siento que a Jack Flores solo hay que avisarle que la cosa (literaria) es en Andahuaylas, en Huaral, en Huancayo, en Tingo María… o en Puno, y él no lo piensa dos veces: se va hasta cualquier latitud del país para hacer conocer su literatura, aquella narrativa suya posicionada no solo en experiencias propias, en sus reflexiones constantes o en sus puntos de vista acerca de la realidad peruana; sino también aquella literatura que tiene mucho de su personalidad, de su lectura crítica sobre el ser humano, de su sentido del humor que a veces pareciera pesimista, negro; y que, sin embargo, no deja de estar presente como una constante, como un ave que surca el cielo de las páginas de sus libros con mirada perspicaz, o como una de aquellas avionetas que fumigan los campos de cultivo cubriéndolos con el especial color de su temperamento.

Porque en su forma singular de narrar siempre está él. Sino quién puede negar que en aquel cuento “Piensa, piensa…” de su primer libro, Lecciones para un suicida, el protagonista no es el propio Jack autocalificándose en la voz de una abuela que funciona a la manera de su propia conciencia; o díganme sino si uno de los buscadores de la casa de José María Arguedas, en el libro y cuento que llevan el mismo nombre (La casa de Arguedas) no es el mero Jack Flores, situándonos en una de sus facetas, la del viajero curioso, inquisidor, censor de la idiosincrasia del peruano recorriendo con empeño una de nuestras localidades andinas.

Por eso ahora que he leído Diario de batalla, creo haberlo encontrado nuevamente. En este caso llega al lector con el nombre ficticio de Joaquín, un muchacho egresado de la secundaria que se dedica el día entero a atender un locutorio de Internet y de llamadas teléfonicas, a la vez que se entretiene mirando videos de estrategias militares en las batallas más conocidas de la historia mundial. Y junto a ello, un elemento que hace más interesante la trama: su fijación por Fiorella, una hermosa vecinita que llega siempre por su establecimiento a requerir servicio de llamadas.

A partir de aquí, Jack Flores desarrolla una entretenida mirada de la realidad juvenil desde la propia conciencia de un joven limeño; para ello, ha utilizado la técnica del diario, ese documento íntimo que cuando lo lleva un joven, se vuelve dinamita entre sus manos debido a que la adolescencia, la juventud, es la edad de los descubrimientos, del nacimiento de las preferecnias, del enamoramiento, del punto de partida de las importantes decisiones en la vida y, por supuesto, de la rebeldía, de los primeros conflictos personales… en suma, de esa batalla que es la vida y que a Joaquín, por qué no, le gusta vislumbrarla desde su condición de espectador de estrategias militares por Internet.

Pero Diario de batalla es también el título alegórico para aquella lucha aún más específica que libra contra los miembros de su familia: sus padres, sus hermanos Milena y Galván, y su sobrina Mileidy, quienes se oponen a su repentina decisión de alistarse en el servicio militar obligatorio. He aquí el conflicto completo para una historia llevadera, fluida, festiva, pero llena de ese cúmulo de reflexiones y puntos de vista que envuelven a todo joven peruano cuando se encuentra frente a las primeras, difíciles y grandes decisiones de la existencia.

Joaquín, por fortuna, tiene el respaldo de los amigos (en especial de Joan, quien es un verdadero confidente), de su núcleo familiar, del florecido sentimiento hacia Fiorella, del entorno vecinal y de sus preferencias estéticas (escucha música del recuerdo y lee buena poesía) para desarrollar una opinión que lo convierte en un muchacho seguro de lo que quiere, pese a que no deja de enterarse que la vida es siempre un misterio, una caja de contigencias de la que nunca se puede esperar nada seguro, tal como lo descubre a veces cuando se ve obligado a escuchar conversaciones telefónicas ajenas de sus clientes.

No obstante, él está siempre presente, haciéndose carne en estas páginas para contarnos un episodio de su vida en este diario que abrimos con curiosidad y gracias a cuyo lenguaje coloquial nos convertimos en cómplices de sus angustias, anhelos, alegrías, inseguridades y cavilaciones.

Estoy seguro que, de tratarse de un lector joven, este se encontrará en Diario de batalla reflejado perfectamente como ante ese espejo de nuestros días que Jack Flores ha sabido pulir y ofrecer esta vez en forma de libro. Porque es también cierto que en mucho de este Joaquín se encuentra el karma del autor, como adelanté al principio. Yo leo a Joaquín, y me parece escuchar la expresión irónica de Jack cuando nos envolvemos en alguna conversación cotidiana.


Sea bienvenida esta nueva entrega de Jack Flores y le agradezco por permitirme este redescubrimiento permanente con su espíritu humano y creador cada vez que me aproximo a una nueva producción suya. 

lunes, julio 22, 2013

Roy Virtú

Roger Santivañez

A propósito del regreso de Roger Santiváñez a Piura, y de la presentación de Virtú, aquí una muestra del talento de nuestro poeta:

Dolor / 4

Atlántico helado posees la canción
Capaz de volarme hasta costas de Lima
Gaviota de mi memoria se oscurece

En la playa que el mar diseña para ti
El sol sinembargo prende la armonía
De tus formas en tu biquini azul

Con albos pespuntes aquel atardecer
Fueron signos de un evadido deseo
Rosas volviéndose una sola rosa sub

Secreta luz que acompaña soledades
En adviento por los ángeles cantado
Se torna dichosa noche nebulosa

Tierno & salvaje brillo de sus ojos
Callada sonrisa más leve que la brisa
Sólo tú dueña del vacío hoy

Cuando el poema a su destino incierto
Se entrega & solitas las olas quedarán
Golpeando las rocas que un día posaron

          Tus muslos redorados


Roma / 5

Porque si hay una canción yo la
Escucho callado con las ondas
Magnánimas acuáticas del corazón

Donde moran los dioses ocultos su
Mergidos en la mayólica celeste a
Ratos lucinda por el sol esposo de

La luna o supremo Señor do Natura
Exhibe su terrible biquini de Amor
Consagrado al deseo que es un vi

Ento suave en la oquedad deste paraíso
Desnudo como un atardecer bañado
Por la inmovilidad de los árboles

Atrapados en el espacio incontemplado
Pero templado de ti toda mi vida
Entonces escondo mi linaje de nube

O me tiendo sobre la yerba perfecta
A soñar con la luminosidad extinta
Que sinembargo pinta de azul la

Noche aproximándose recóndita ha
Cerse un día de nuevo otra vez cin
Cel de la bajada en trineo por la

           Dulce ondina andina

Roger Santiváñez regresa a Piura

Portada del libro

Roger Santiváñez regresa a la tierra de sus orígenes. El chico que se declaraba con la mirada recala en esta su tierra primera para presentar, como tiene acostumbrada a la ciudad, su nuevo poemario Virtú. Este libro ha sido editado por Hipocampo Editores, y se presentará, con el auspicio del Instituto de Cultura de la Universidad Nacional de Piura, el día martes 30 de julio, a horas 7.00 p.m., en los ambientes del Ex – Rectorado de la Universidad Nacional de Piura.

Alberto Alarcón, Sigifredo Burneo, Lelis Rebolledo, Manuel Mena Sertzen y Houdini Guerrero acompañan en este evento de la palabra.

Roger Santiváñez, miembro de la generación poética peruana de los 80s., participó en la fundación de La Sagrada Familia (1977), militó en Hora Zero (1981) y fundó el estado de revuelta poética denominado Movimiento Kloaka (1982-1984).


Aquí un poema de su nuevo libro:

Sea Isle 2

Never la luz se puso al mediodía
Como hoy del mar sintió el clamor
De una belleza tan real impresa

En la resaca de un tumulto an
Cestral ingrávido prendido a las
Estrellas dormidas todavía si

Nuosas en su cielo ampayado de
Todos modos por las sabias orillas
Mojadas & desnudas tras el aire

Blandido suavemente revoltijo que
Se desata en mi corazón & lo hace llorar