sábado, diciembre 31, 2011

La flor de Santiváñez


Victoria Guerrero

Si hay alguien que ame la poesía con ternura callejera, ese es Róger Santiváñez.

Róger no solo es un lector impenitente de poesía, sino también la “memoria” de una generación signada por la violencia política en el Perú: los ochenta. Ha transitado por grupos poéticos como Hora Zero, en su segunda fase, y ha fundado uno de los últimos grupos colectivos importantes de poesía en el Perú: Kloaka (1982-1984).

Conozco a Róger desde los tiempos de sus stops-by por una librería que tuve a finales de los años 90 en el centro de Lima.  Roy –como le dicen sus amigos- era ya un poeta famoso y trajinaba lo que serían sus últimos recorridos por la Ciudad de los Reyes, pues posteriormente viajaría a los Estados Unidos para hacer un doctorado. Actualmente es profesor universitario y reside en ese país.

La publicación de Dolores Morales de Santiváñez, selección de poesía (1975-2005), es fundamental para entender el proceso de la poesía de Santivañez. Este libro incluye poemarios como Antes de la muerte (1975), su primer libro, pasando por un poemario fundamental El chico que se declaraba con la mirada (1988) y Symbol (1991), su libro más político y en el que se comienza a enfilar hacia una poesía plena de registros musicales, un libro hermético y a la vez explosivo, lleno de referentes ideológicos propios de la década anterior. Es en este último poemario donde podemos rastrear los orígenes neobarrocos del texto que hoy nos ocupa Amaranth. El desarrollo de este tipo de escritura llena de sentidos a través de giros rítmicos y retóricos continuará en textos como Eucaristía (Buenos Aires, 2004), Labranda (Lima, 2006) y Amastris (Santiago de Chile, 2007).

La reciente publicación en España de Amaranth, precedido de Amastris (Madrid, 2010) genera una gran expectativa, no solo por la difusión de la obra del poeta, sino porque puede abrir un diálogo más fluido entre nuestros creadores, más allá de las grandes editoriales que nos aislan –gran paradoja del mundo globalizado. Esta edición incluye Amastris, poemario que había sido editado en Chile, pero que se decidió reeditar junto a Amaranth; sin embargo, mi lectura solo se centrará en este último.

El neobarroso (neobarroco), como se le ha denominado a este tipo de poesía  –como apuesta poética- es controvertido debido a que muchas veces puede derivar en un mero juego del lenguaje. Su hermetismo y la compleja sintaxis que propone tuvo una apuesta importante en los años 70 y 80, sobre todo en países donde la represión era muy fuerte y los escritores necesitaban encontrar un lenguaje alterno que pudiera “decir” y cuestionar las estructuras del poder. De allí que escritores tan importantes como Néstor Perlongher (1949-1992) en la argentina propusieran el neobarroso como forma estética e ideológica desde su militancia política gay. Por lo que me hago la pregunta de si su sentido hoy por hoy puede desarrollarse al margen de sus contextos. Pregunta que dejo abierta al debate de sus cultores.

 La búsqueda poética de Róger Santiváñez ha seguido este mismo derrotero, pero el Roy no se ha dejado fascinar solo por los encabalgamientos, la musicalidad y la sintaxis críptica –que obviamente también existen- sino que ha permitido –desde sus inicios- que sus versos se contaminen con el argot callejero de los barrios en los que vivió: su Piura natal (ciudad al norte del Perú) o en el antiguo y otrora señorial barrio limeño del Rímac –desde hace buen tiempo pauperizado y en franca decadencia-. Róger – de sus caminatas por la selva de cemento- ha recogido, con oído aguzado y atento, los sonidos de la calle y se los ha apropiado para él y para su apuesta poética. Eso es lo que le da personalidad y frescura a su poesía: haber sabido rescatar y reconciliar la alta cultura (su vida académica llena de lecturas universitarias) con el habla callejera de una época y de una juventud –la de los furiosos años 80- que se tomó la calle a pecho. 

Amaranth, título del poemario, refiere a una planta originaria de la India, que produce una flor de diferentes colores, dependiendo de su origen. Para los griegos, significa la  inmortalidad  y, por tanto, Amaranth es el libro de la memoria y de la ternura. El poeta Luis Fernando Chueca ha leído acertadamente las diferentes evocaciones que propone esta flor dentro del texto:

En uno los poemas leemos “Doquiera quiso apropiarse de /  La rosa”. E imaginamos que esa rosa es una de las posibles figuraciones del símbolo propuesto por la voz Amaranth, como lo son también las memorias de Piura y, por ejemplo, sus noches que calmaban la ansiedad, o los recuerdos de Lima que el poeta entona en homenaje a Pablo Guevara, los asomos de jerga limeña e incluso el Rimac’s lumpen.
 
El libro empieza con los recuerdos del familia, allá en Piura, la madre, el padre y las visitas a las casas de los amigos:

Crocantes coronados con chichita
Catacada onde la amiga de mi viejo
Gertrudis ojos rojos cecina & costillar
Mosca-mosca que no olvido nicaragua
(Infancia)

“Nicaragua”, nombre del país centroamericano, es usada en la jerga limeña con el significado del adverbio “nunca”. Nunca habrá olvido de la chicha (bebida hecha de maíz morado) ni de la comida, pero sobre todo de aquel instante, de aquel “seno” materno piurano, cálido, juguetón. La unión de lo presente y lo pasado se encabalga de alguna manera –como muchos de sus versos- en este texto musical y plástico. No sé por qué pero este libro –como temática- me recuerda mucho a sus primeros textos como aquel de El chico que se declaraba con la mirada, pero debe ser porque los temas constantes de la poesía de Santivánez siempre han sido la casa, la infancia, su natal Piura, los amigos y la poesía que une a todos.

En este recorrido, la ciudad de Lima es descrita en su esplendor marginal y nocturno, sus recuerdos del Rimac´s lumpen (juego sintáctico del inglés en el español) con sus riesgos y sus sombras. La pollada y el pueblo joven (denominada fabella o villa misera, en otros países), sus celebraciones y sus riñas. Las peleas callejeras de los lúmpenes del Rímac son poetizadas así:

Allá por las rimeñas riñas de
Faites flacuchentos frecuentes al
Frescor de la noche malsana
Catana que un raya te dio
Inolvidable encanto del amanecer
Celaje del patrullero celador
(Tamales calientes)

Catana es el golpe, el castigo físico infringido en este caso por el “raya” –el poli- que reprime a los faites, maleantes cuya vida escandalosa contrasta con el silencio del amanecer. Esas horas críticas, la madrugada previa a la llegada del amanecer, son recorridas por este flaneur que planea la ciudad y sus márgenes bellos y decadentes; visión de la ciudad de Lima previa a convertirse en la megalópolis que es hoy.

La playa y, sobre todo, el mar, es otro avatar de la flor, del Amaranth. Allí la paz y la tranquilidad del poeta, allí los recuerdos de infancia, pero también la muerte de cuerpos hermosos en el verano piurano, de aquellos amores de la niñez vistos desde lejos y que en algún momento se hunden en azul del mar:

El mar siempre será una diosa
Cuyo seno suavemente se recoge
La playa más dorada de tu sueño
(Mitylene)

El mar imaginado como cuna y sepultura. La costa peruana es un gran desierto y, en el norte, el desierto de Sechura aparece quemando los pies de los niños que juegan y corren en la playa, que van a esconderse en la isla y entre los peñascos, o que ven el “chapoteo furioso de la marea”. 

Frente al azul y el paraíso marino –que también cargan sus muertos- están las catanas peligrosas en las calles y los cerros habitados del centro de Lima. Entre esos espacios, que se muestran radicalmente opuestos, se mueve la poesía de Santiváñez. Allí permanece imperecedera su flor del recuerdo, su flor de amor, su Amaranth.

Hasta aquí nomás. Siempre en poesía –como diría el Roy.
 
[nota recientemente aparecida en la revista ‘Guaraguao’ de Barcelona, España]

Oficio de aprendiz

Guayasamín

Oscar Ramírez

                                   Toco tu boca, con un dedo
                                   toco el borde de tu boca.
                                                 Rayuela. Cap. 7
                                                    Julio Cortázar


Voy
dibujándome el secreto de tu nombre
mientras delineo
con lentitud
el perfecto margen de tus labios.

                                            Voy
entre el aroma desolado del incienso
y los cristales empañados del amor hacia
el principio de tu emblema en las mañanas,
donde raíces y espumas dolorosas nacen
en el peregrino gravitar de los vientos.

Voy provocando la tentativa del silencio,
construyendo un abismo entre mis manos
                                  y tu cuerpo
cuando el bostezo de las calles
nos devuelve la realidad.

Despacio, como en una habitación oscura,
busco el límite que me entrega la soledad
y lo prohibido. El juego de las horas
conserva la ingenuidad de lo incierto,
cuando por obrar del aliento tibio
descubro América en tu vientre infinito.

Prosigo la virtud en este oficio de infante,
abrazando verdades y perfectas historias
de colonias devoradas
por la ambición de un gemido.
El descubrimiento de orillas pálidas
                         y un horizonte baldío
me recuerda el menudo divagar por tu sombra.

Voy, deambulando entre tu mar
como un naufragio de líneas rotas,
remando con fuerza contra la obediencia
del tiempo, hundiéndome en tu libertad
con el absurdo espíritu de palabras y juramentos.

Sigo aquella imagen,
el hilo conceptual donde el sendero
de tus dientes me prohíbe el retraso.
                                                  Avanzo,
como perdiéndome en mareas vírgenes de sueño,
y es aquel sueño el que me cohíbe
en un caer de pupilas sin regreso.

 
Oscar Ramirez (Lima – Perú, 1984). Reside en la ciudad de Trujillo. Dirige Ediciones OREM. Ha publicado los poemarios Arquitectura de un día común (2009) y Cuarto Vecino (2010). Recientemente se ha publicado su primer libro de cuentos denominado Braulio (2011). Viene trabajando dos poemarios y un libro de relatos fantásticos.

JOSÉ LALUPÚ: BANDOLERO RETIRAU: Déjala que tialcance


viernes, diciembre 30, 2011

Fotografía ganadora de I Concurso de Fotografía y Reportaje Periodístico

Fotografía: Reynaldo Cruz

Esta fotografía es la ganadora del I Concurso de Fotografía y Reportaje Periodístico, organizado por el Instituto de Montaña de Perú, en el marco del Proyecto Páramo Andino "Páramo, para el agua, para la vida”. Reynaldo Cruz Zapata es el ganador de la categoría Fotografía. ¡Felicitaciones!

CRISIS

Fotografía: Adolfo Venegas


Dany Cruz Guerrero 
                         
A Consuelito


Hace un mes no bebo café
ni enciendo
un cigarrillo. Hace un mes no
preparo
mesa para dos.
                        Hace un mes,
no salgo a caminar, sin rumbo.
Hace un mes estoy durmiendo
demasiado mal.
                               En serio.

BANDOLERO RETIRAU: El chilalo busca su nido

Doctor Who, Doctor Misterio



Eduardo Valdivia Sanz

Serie inglesa, transmitida por la BBC desde el año de 1963, informa Wikipedia y alguno que otro blog de entusiastas de la Ciencia Ficción y de los mundos raros; yo me sumo a uno de esos fanáticos de la serie inglesa y de los mundos paralelos. Desde mi liliputiense lugar que ocupo en el ciberespacio, confieso que mi primer contacto con el Doctor Misterio ocurrió en uno de los canales de televisión del Ecuador. Tendría alrededor de diez años y soñaba con que llegará el día jueves para encender el viejo televisor en blanco y negro que había en casa. Esperaba la semana entera para encontrarme con los insectos espaciales y con las lunas de Plutón, qué guay era ver a ese doctor de gigantesca nariz, cabellos alborotados, que lucía esa larga chalina y ese singular sombrero.


Por entonces no lo sabía, pero ese era el Doctor número cuatro, el Doctor, de fisiología única, posee dos corazones y ostenta la capacidad de regenerar su cuerpo. Luego treinta y un años más tarde, después de una búsqueda nula en el YouTube y en varias páginas web, me pilló otra vez con el Doctor, y claro está, empiezo a bajar las series una tras otra para gusto mío y para el fastidio de mi esposa, que sufre con los universos delirantes y con los mundos fantasmagóricos, mientras me pide que le baje el volumen al televisor y que le traiga un vaso de leche de la nevera. Yo me levanto de la cama para no contrariarla; uno por su embarazo y dos porque es inútil contrariar a las mujeres, si no quieres quilombo después; y debo apagar el televisor o ir a la sala donde está mi computadora para continuar viendo la serie con los audífonos puestos, hasta que mi esposa se levanta de la cama para decirme que son las dos de la mañana y que a las seis tengo que levantarme para ir al curro. Y yo me voy a la cama, contento; sé que soy un crío a pesar de mis cuarenta y un años.

En la cama le doy vueltas a la locura de la serie y cómo me mola saber que bajo mi barba de hombre adulto vive un niño, un niño que todavía se sorprende con la existencia, y sí, el Tardis, el Doctor y Donna Noble, viajan por alguno de los universos paralelos; entonces, no lo dudo, el universo es un lugar flipante, Los Señores del Tiempo existen y espero sinceramente a que un buen día vea una cabina de policía británica de los años cincuenta en la azotea de mi casa.

DE POESIA, FAUNA Y EXTINCIONES


Cosme Saavedra y Reynaldo Cruz
Reynaldo Cruz Zapata

Cosme Saavedra es uno de los literatos en proceso de consolidación, no solo en Piura, sino en nuestro país. Conocido por su impecable nivel narrativo destacado en concursos nacionales, nos entrega Fauna, un muestrario de poesía de referencia mitológica, silvestre y fantástica.
En Mítica, la primera parte de esta publicación encontramos Enigma Mamut, Caballos Moros, Mono sobre la tierra, Serpiente del pecado, Bisonte dormido, Lagarto de oro y La gran cierva; que nos recuerda a la fauna en el inicio de los tiempos, considerada como fuerza superior al hombre y en algunos casos como deidad. El lugar sagrado donde estoicos surcan sus almas en éxodo. Caballos que no llevan ni reyes ni cruzados sobre sus lomos. Sobre la tierra gira tu silueta, en las junglas agrestes del arcano. Oh, serpiente, oh baúl donde se oculta la armadura de un dios.  Aqueste soldado fiel, resguardando el palacio del fuego, se hace inmortal. Lagarto de oro, puro como la lluvia que lava las ciudades elementales. Y la gran sacerdotisa libando los sabrosos pastos del enigma.

He aquí la belleza de los versos, la pureza de la palabra como los primeros signos en las rocas de la caverna, las figuras en el desierto o en el firmamento. Esa gratitud olvidada con nuestros hermanos del mundo animal, que nos ayudaron a sobrevivir en el tiempo con su presencia en nuestro mundo real y en la cosmovisión de aquellos días.
Silvestre, reúne 13 animales, 13  ejemplares de la naturaleza. Aquí encontramos los poemas Gallito de las rocas, Águila por todos los cielos, Rinoceronte de la Mancha, Jirafa Chinesca, Gato Portal, Tortuga Heráldica, Putilla Cenital, Picaflor Ráfaga Arcoíris, Avestruz en Boga, Búho Capitel, Viringo Tallanca, Caballito de Palo y Mariposa Estío.
 
En esta parte, la sensibilidad del escritor se muestra desnuda, como añoranza infantil por las mascotas, aquellas tenidas y aquellas deseadas, despertando en el lector el inconsciente de ternura que dormita en el mundo efímero e industrial.

Fantástica, la tercera parte, nos enamora con aquellos animales de mundos paralelos como el Dragón sin la princesa, Grifo y Petrogrifo, Centauro detrás del Horóscopo, Basilisco Rey, Fénix ave astral, Pegaso luz y Sirena Atlántida. El romanticismo, entendido como la evasión del tiempo y el espacio, es una constante en estos textos.
Fauna es el grito y el susurro de aves, reptiles, mamíferos y seres fabulosos que nos acompañaron desde antes de la creación del hombre, y de seguro sobrevivieran a la extinción del homo sapiens, en las páginas de la literatura, como en esta entrega literaria de Cosme Saavedra Apón.

Ficha técnica

Título: FAUNA
Autor: Cosme Saavedra Apón
Género: Lírico
Ilustraciones: Luis Ordinola
Editorial. Lluvia Editores – Sietevientos Editores.
Noviembre 2011.
37 páginas

domingo, diciembre 11, 2011

CÉSAR VALLEJO EN PIURA

César Vallejo por Orlando Izquierdo

 
¿César Vallejo visitó Piura en sus años juveniles? Es la pregunta que se hizo un transeúnte al pasar por la Pinacoteca Municipal de Piura. Nadie lo sabe a ciencia cierta, pero sí es evidente que, en estos días, ha llegado a nuestras tierras imbuido en una exposición denominada “César Vallejo: El poeta y el hombre”. Este trabajo está dirigido por el Centro Cultural de la Pontificia Universidad Católica del Perú.

Esta exposición reúne manuscritos del vate, correspondencia, objetos personales, fotografías diversas, primeras ediciones de sus libros y dos instalaciones creadas a partir de su vida. Una excelente oportunidad para conocer al hombre ‘geométricamente humano’ y al poeta mayor del Perú.

La exposición estará abierta al público hasta enero de 2012 y se exhibe en la sala “Mario Vargas Llosa” de la Pinacoteca Municipal de Piura, de martes a sábado de 9:00 a.m. a 5:00 p.m., y el domingo de 9:30 a.m. a 1:30 p.m. El ingreso es libre.