domingo, mayo 15, 2011

La habitación del escritor: entrevista a Miguel Ruiz Effio


Texto y fotos: Richard Chávez

Miguel Ruiz Effio, que actualmente radica en nuestra ciudad, publicará su segundo libro de cuentos. El joven limeño ha recibido numerosas distinciones, entre ellas Finalista de las XII y XV Bienales de Cuento Premio Copé 2002 y 2008 de Petroperú, y su libro de cuentos "La habitación del suicida" alcanzó una Mención Honrosa en el V Concurso Nacional de Cuento 2004 de la Asociación Peruano Japonesa. En junio del presente, Ediciones Altazor le publicará su segundo libro de cuentos, "Un nombre distinto", el mismo que fue ganador del Premio "José Watanabe Varas" 2010 de la Asociación Peruana Japonesa.

¿Cuál fue tu primer acercamiento con la lectura y escritura?

En la lectura fue con la poesía de César Vallejo. En el colegio me encargaron un trabajo sobre "Los heraldos negros", así que luego pasé a Trilce y a raíz de eso empecé a escribir poesía que nunca publiqué. En narrativa, empecé leyendo novelas peruanas, pero lo que más me impactó fue el cuento "La noche boca arriba", de Julio Cortázar, cuando lo leí en la universidad, a los dieciocho años. Un cuento impactante en técnica, con final sorpresivo. Eso me llevó a escribir narrativa.

Tienes a cargo la gerencia de un cine, ¿relacionas de alguna manera tu trabajo con la creación literaria?

Con el tiempo me he dado cuenta de que manejar grupos, una de las cosas que uno hace cuando administra, me permite conocer tipologías y caracteres. Muchas veces me llego a preguntar por las motivaciones. Los seres humanos son complejos y ocurre que hacen algo que no debe hacer, y mi trabajo es corregirlo o sancionarlo, y desde el punto literario siempre me lleva a pensar qué es lo que motivó a esa persona. También me he puesto a pensar que administrar recursos es una manera de manejar bien la técnica que puedes tener. Cuando eliges cómo escribir un cuento, si hacerlo con monólogos o con diálogos, es algo así como administrar tus recursos, y creo que con el tiempo he aprendido a hacerlo mejor y probablemente eso va de la mano con la manera como evolucionó mi lado profesional.

Entonces, ¿crees en la disciplina al escribir?

Sí, aunque no soy muy disciplinado. Como tengo otra ocupación robo tiempo libre: no tengo dos horas diarias, por ejemplo. No escribo a diario. Antes partía de una idea, que desarrollaba lentamente. Últimamente y por cuestiones de tiempo, prefiero tener la historia armada antes de sentarme a escribir. Y creo que esto me da mejores resultados, a pesar de que la otra forma es un poquito más espontánea y me sorprendía a mí mismo. Pero creo que es mejor tener los recursos controlados, quizá por ahí va eso de tener los recursos mejor administrados. Incluso me permite emplear más tiempo en corregir los cuentos.

¿Te ha ayudado en algo ser Finalista de Copé?

Las dos menciones las he tomado como un termómetro de lo que estoy haciendo. Cuando se armaron las primeras antologías de narrativa, del 2000 hacia delante, pesaba en mi currículo ser finalista del Copé. Desde ese punto de vista puedo decir que me pudo haber ayudado. Claro que un premio sirve para calificar el trabajo que has hecho, pero no te hace mejor ni peor que otro. Por el lado de lo que va sumando al currículo puede ser.

Se dijo que el premio de MVLL beneficiaria a los jóvenes peruanos, ¿sientes eso en ti?

Creo que sí, a raíz del premio hay mucho más entusiasmo. He visto la aparición de nuevos concursos literarios. El año pasado, que se convocó al Copé de cuento, casi se duplicó la cantidad de concursantes. Y me parece que hubo más participantes peruanos que extranjeros, lo que quiere decir que hay más participantes en el país tratando de decir algo.

¿A largo plazo, cómo quisieras que beneficie a los jóvenes escritores como tú?

Quizá más apoyo a las actividades culturales, que haya una política de Estado que reconozca el arte como parte importante del desarrollo del país. Por ejemplo, los acontecimientos políticos y sociales de los últimos años hacen ver que la cultura está divorciada de la realidad: hay intelectuales hablando de cosas abstractas o de sistemas, cuando podrían participar más en la vida del país para evitar brechas o acercar sectores.

En tu primer libro "La habitación del suicida" el tema constante e hilo conductor es la muerte.

Sí. El primer cuento de ese libro lo habré empezado a los dieciocho años, y probablemente la temática está ligada a lo que uno vive de adolescente. También hay temas amorosos, relaciones de parejas jóvenes. Quizá se deba a la edad, porque uno en la adolescencia está buscando situarse dentro de un grupo y los fracasos son los que te hacen pensar en salidas trágicas. Como que hay esa meditación: lo exitoso te lleva a sentirte el mejor, y lo que te frustra te lleva a pensar en eliminarte.

¿Volverás con la misma temática en tu segundo libro?

No. El hilo conductor en este segundo libro es una reflexión acerca de la maldad del ser humano. Cada cuento es una aproximación a responder por qué el hombre comete actos de maldad. Hay personajes que sufren la maldad de otros, de su entorno, hay personajes que se vuelven malos, otros que han ocultado su maldad y esta se revela de pronto. La manera cómo planteo estos cuentos es distinta, no hay ese golpe final del cuento clásico. Creo que es un poco más maduro, que es lo que estaba buscando.

En el cuento, ¿sientes la compañía de otros jóvenes en este género literario?

Si, precisamente hay bastantes personas y escritores escribiendo cuentos. Como que se ha vuelto prestigioso a pesar de que no tiene mucho apoyo editorial, salvo de algunas editoriales independientes. Pero si veo mucha gente escribiendo cuentos o intentando hacerlo mejor cada día.

Antes de venir a Piura, ¿qué conocimiento tenías de la literatura que se producía acá?

De la más clásica, o de los autores más consagrados como Miguel Gutiérrez, o Cronwell Jara que es el gran formador de cuentistas de los últimos años, el que organiza talleres de autores que han llegado a ser ganadores del Copé. No conocía mucho de los últimos autores por la escasa difusión del libro. Cuando he venido he revisado algunos nombres del libro "Estirpe púrpura", y alguna poesía de amigos.

¿Y Piura como ambiente literario en tu obra?

En los pocos meses que llevo aquí he logrado escribir un cuento que tiene que ver con la experiencia de estar en un departamento viviendo solo y de algunas particularidades que me he dado cuenta como el clima, el atardecer en Piura. En realidad, el cuento está ambientado en Piura y quizá luego de la corrección aluda mejor a esta ciudad. Aún es un poco vaga la relación —digamos que podría mover el escenario a otra ciudad—, pero dudo que pueda ambientarla tan bien como aquí porque el texto ya tiene marcas y señales que los piuranos podrían reconocerlas como propias de la ciudad.

martes, mayo 03, 2011

Autobiografía de José Gabriel Sandoval


Por cuestiones de espacio, esta autobiografía del autor de "La final" no pudo ser incluida en el libro "Estirpe Púrpura, diez años de poesía y narrativa en Piura".

JOSÉ GABRIEL SANDOVAL CARBAJAL
(Piura, 07 de noviembre de 1976)

Hijo primogénito de José Luis Sandoval Valdiviezo, ex militante izquierdista, y de Eudoxia Carbajal Córdova, talandraqueña.

El bisabuelo paterno del narrador, Abraham Sandoval Vílchez, fue vendido a un barco mercante siendo joven. Luego de años recorriendo el mundo y tras un confuso incidente se amotina en altamar y al regreso de sus correrías marítimas, hombre recio y armado, se dio al servicio de hacendados para cuidar tomas de agua. De las distintas mujeres con las que tuvo tratos, con Clementina Huiman Vílchez tuvo a José Alejandro Sandoval Huiman (19.03.1922) en el Caserío de El Peñal (Bajo Piura). Fue perseguido por la justicia por dar muerte a unos delincuentes que luego de robarle las mercancías a Clementina la ultrajaron. José Alejandro realiza su servicio militar en la marina mercante peruana, en honor a su padre, y de retorno a Piura conoce a Claudina Valdiviezo Ramírez, con quien se casa y se da al oficio de camionero, lo que le permite conocer en una de sus rutas a los hijos que su padre había tenido luego del asesinato. Después de partos frustrados y la muerte de los primeros niños tienen a José Luis Sandoval Valdiviezo (19.08.1949), llegando a tener la familia Sandoval Valdiviezo seis hijos en total, más dos hijos extramatrimoniales de José Alejandro. El padre del narrador, José Luis, estudió en el Colegio San Miguel, en donde por el profesor José Albán Ramos conoció temas de carácter social: La Encíclica Populorum Progressio, las guerrillas (Luis De La Puente Uceda) y la Reforma Agraria (el latifundismo) y las revoluciones mexicana, boliviana y cubana. En el año 1969 ingresa a la Universidad Nacional de Piura (UNP) a estudiar Ingeniería Industrial, en donde es captado por el trotskista Tito Narrea para Vanguardia Revolucionaria (VR), dedicándose a partir de allí a la política activa propulsando tomas de tierras en el Alto Piura, como la toma de tierras en la Cooperativa Luis. M. Sanchez Cerro (ex hacienda Talandracas), en la zona de La Sarandaja (1974) y La Malva (1978). En este último suceso se produce un fuerte enfrentamiento con el Ejército resultando muerto un campesino (Heyner Jara, del cual nunca entregaron su cuerpo), lo que produjo que varios constituyentes de facción izquierdista (Miguel Echeandía, Hugo Blanco y Alfonso Barrantes Lingan) lleguen a respaldar al pueblo. En el caserío Talandracas en el año de 1975, José Luis había tomado habitación en la Casa de Gabriel Carbajal y conoció a su hija Eudoxia Carbajal Córdova. Perseguido por la policía, y en la clandestinidad empezó a alejarse de la política a fin de poder llevar una vida más sosegada y cuidar de su familia. En los 80’ incursiona en el rubro de venta de libro y enciclopedias, pero la crisis económica generada en el primer gobierno de Alan García, hizo que quebrara. Nunca abandonó su tendencia socialista.

Su bisabuelo materno Juan Carbajal Mocarro, agricultor, practicaba el bestialismos de allí le viene el sobrenombre “el burrero”, asimismo era aficionado a consumir bebidas alucinógenas a fin de poder ubicar entierros (huacas: piezas prehispánicas de oro y cerámica). Con Mercedes Palacios Palacios tienen siete hijos, siendo el segundo Gabriel Carbajal Palacios. En busca de localizar un entierro, Juan Carbajal, dio de beber cimora[1] (brebaje compuesto por San Pedro y otras plantas) a su hijos Fabriciano y José -Gabriel se negó-, lo que les produce una sobredosis que causa que José permanezca con problemas mentales por el resto de su vida, pudiendo Fabriciano recuperarse de forma satisfactoria, evento por el cual en el Caserío de Talandracas a los de la familia Carbajal se les conoce como “locos”. Gabriel conoce a Teotista Carbajal Córdova, quien se dedicaba a la preparación de chicha, con quien tiene tres hijas, siendo Eudoxia (nacida el 12.11.1952) la tercera de ellas. La madre del narrador de niña fue secuestrada por los turcos (gitanos) que pasaron por Talandracas, pero sus padres la recuperan prontamente; por el carácter paupérrimo de su familia estudia hasta el quinto de primaria en el Colegio Fiscal N° 16058 de Talandracas.

José Gabriel Sandoval Carbajal nace el 07.11.1976 en el Hospital Regional del distrito de Castilla en Piura, pero su padre lo inscribe en el Registro de la Municipalidad Provincial de Morropón-Chulucanas como nacido en Talandracas, como una forma de honrar a la tierra de sus tropelías políticas. En el año 1994 ingresa a la Universidad de Piura (UDEP) a estudiar en la Facultad de Derecho, marcándole muy vivamente los años de estudios generales en los que se sintió atrapado por la Literatura, la Historia y la Filosofía. Fue parte del TACRELI que dirigió el, en aquella época, Bachiller en Literatura por la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), Ricardo Fidel Huamán Zúñiga. Obtiene la Mención Honrosa en los Juegos Florales del 2000 en la UDEP con el cuento La final. En el año de 2003 se imprime la Revista TACRELI, en donde se publica La final, ese mismo año el 14 de septiembre su hermano Pavel es asesinado en las calles de su barrio (A.H. Ricardo Jáuregui), unos meses después la casa de sus padres es rematada por ejecución de hipoteca. En el mes de octubre obtiene el Título de Abogado por la UDEP. En marzo de 2004 entregan a los acreedores las llaves de la casa y la desocupan pacífica y dignamente.

El 10.03.2006, luego de una relación de enamorados de más de cuatro años contrae matrimonio civil con Patricia Olivia Castillo Sánchez. A mediados del 2006 es invitado a ser parte de la Revista MAGENTA. El 23.02.2007 nace su hija Jimena Illacori, publicándose en diciembre de aquel año, por Editorial Pluma Libre, su primer libro de cuentos Ciudad percutora. En marzo de 2008 participa en el libro antológico Selección piurana de la Editorial Pluma Libre, nuevamente con el cuento La final. En los últimos años sus amigos, los esposos Lucho y Susana, le consiguen libros y películas, cada vez que viajan a España, que él siempre ofrece pagar y ellos nunca quieren cobrar.


[1] Se utiliza el término cimoreado o cimorea’o, para referirse a los locos.

Nota: Fotografía tomada del blog del Grupo Magenta.


La final


La final es, sin duda alguna, un cuento clásico en la narrativa de José Gabriel Sandoval. Este artefacto narrativo ha sido publicado en la revista "Tacreli" del mítico Taller de Creación Literaria de la Universidad de Piura, en "Selección Piurana", en "Estirpe purpura" y "Ciudad percutora", libro de Sandoval. Un clásico de uno de los jóvenes narradores piuranos. Aquí su voz:


A Talandracas


- ¡Penal, carajo, penal!

Fue el grito ensordecedor de la barra de la Asociación de Panaderos de Piura. El milagro se había hecho esperar demasiado, algunos dirigentes estaban perdiendo la fe en los poderes del "hermano Santiago": "Ustedes ganan fácil", les había dicho, después de una mesada de seis horas en la cual se invocó a todos los cerros y huacas de la sierra huancabambina. Corrió el místico san pedro y se arrojaron a los cielos quince camaretazos maleros, uno por cada jugador del equipo Atlético Sporting Heladeros Fútbol Club, incluida la suplencia.

Tras muchas carajeadas, putamadreadas y una que otra patada se logró controlar a los iracundos hinchas heladeros; tremenda turba estaba conformada por heladeros de traje blanco en triciclo tres estrellas (helado, campanita y basurero) y churres vende-bodoques en cajón de corcho; cualquiera en su lugar hubiera actuado igual, ya que según su entender en todo el campeonato les habían hecho trampa: árbitros vendidos, expulsiones injustificadas, incluso no les dejaron jugar en este partido al negro "cuco", porque tenía tremendo turrón que la hediondez hacía que las moscas se le pegaran en la comisura de los labios ¡Tremenda cojudés!.

No podían entender cómo fuera, a criterio del juez, falta penal una simple patadita con la parte interna del pie derecho a apenas veinticinco centímetros bajo el ombligo. Definitivamente el árbitro se había vendido. Pero ante grandes problemas grandes soluciones. Por suerte Juan Quiroga había traído al maestro "cautivito", reconocidísimo curandero ayabaquino, quien minutos antes de iniciarse el partido le había dicho que al equipo completo lo habían brujeado, les habían amarrados las patas. "Tráiganme como sea esa pelota, que yo voy a hacer que vaya a cualquier sitio menos al arco"; ante esto la turba heladeril se metió a la cancha y tras roces con los panaderos obtuvieron el balón, se lo pasaron al maestro "cautivito", éste lo mostró a los cielos y recitando una enrevesada plegaria pidió a San Felipe, San Eduardo y Santa Isabel sus favores hacia el Atlético Sporting Heladeros Fútbol Club. Tras esto tomó de su alforja una botella plástica, amarillenta, tapada con una bolsa negra, de corazoncitos rojos en los que se leía: "With all my heart"; y alzándola bebió su poción secreta, la cual escupió por tres veces sobre el balón, le dio tres palmadas y con patada soberbia la devolvió al área penal, donde el árbitro la reclamaba para que se ejecute la falta.

Los panaderos se vieron perdidos, se lamentaron de no haber traído al "Hermano Santiago".

El "colorado" Jiménez fue el que pidió el balón. Él era el único escéptico en asuntos de brujería, nadie había querido coger la pelota y ejecutar la falta; la puso en los once pasos, la acomodó a su gusto y pensó: "Se la pongo arriba y a la derecha". El "cholo" Kike, arquero de heladeros, se le acercó y le murmuró al oído: "¡Cómo muerde la "chiquita"!". El "colorado" se puso de los mil colores, no podía imaginarse a su "chiquita" besándose con ese Kike inmundo. "Pero claro –se decía-, yo la vi anoche saliendo del callejón por la casa del "cholo"; estaba asustada y hasta sus labios tenían una humedad que no le había visto nunca antes. Sí, seguro, la muy puta me saca la vuelta con este cojudo, yo los mato". Volteó a mirar a su barra y pudo ver a su "chiquita" como saltaba y gritaba: "Saúl, amor, hazle el gol"´. La miró con tal rabia que su "chiquita" palideció y parecía como si la hubieran descubierto desnuda en medio de la multitud, bajó la cabeza y dio unos pasos hacia atrás. Saúl volvió a mirar a Kike y se dijo: "Te la pongo entre los ojos maldito hijo de puta". "Saúl, acuérdate de los mil soles", se le escuchó gritar al entrenador. "Cierto los mil soles, si ganamos son para mí los mil soles... maldita perra, yo te mato...". Sonó el pitazo y Saúl corrió hacia el balón, cerró los ojos y pateó. Al instante vio el arco iris más bello de la creación: un amarillo propio del pecho de un gorrión, el blanco de los nevados andinos, el verde de los pastos de la pradera, el azul de la nobleza más rancia, el anaranjado de las mandarinas más dulces y el rojo concho de vino que manaba de su cabeza partida por tremendo ladrillazo.

lunes, mayo 02, 2011

Book Raider

Josué Aguirre

Hoy pasé por el mercado, por uno de esos puestitos de venta de libros. Y, como no estaba el vendedor, me animé a tomar la iniciativa y revisar a mi antojo la mercadería. Lo consideré un tremendo acierto pues, por vez primera, encontré cosas verdaderamente interesantes. Ahora bien, digo esto muy a mi pesar. Yo venía acostumbrado a ojear sólo lo que se exhibe en la superficie y, como mucho, a veces preguntaba por algún título en particular. Gran error: hasta el momento no había considerado que... UNO: aquellos libreros podrían rebasar mis expectativas (quizá ellos no dispongan de lo que buscaba pero sí de cosas mejores) ...y DOS: los vendedores son personas muy poco cultas como para recomendar títulos alternos (de hecho, creo que ni siquiera saben bien qué es lo que tienen en venta).

En fin, la cosa es que me puse a escarbar. Literalmente lo hice. Y de esa forma, a veinte centímetros de la superficie y, ya superada una capa rocosa de libros pirata de autoayuda, algunas copias deshojadas de "El señor de los anillos" y varios textos escolares desfasados, empecé a encontrar objetos valiosos. Lo primero que vi, entonces, fue una antología de cuentos de Valdelomar, en un estado no tan bueno. Sin embargo, como no tenía ni una hoja despegada, de inmediato agregué el libro a mi "carrito de compras". De repente, la excavación empezaba a rendir sus frutos: acto seguido, encontré un libro de misterio que llamó mi atención tras las primeras líneas. Se trataba de "California Roll", de Roger L. Simon. Sin embargo, algo más interesante yacía más abajo, a 30 centímetros de la superficie. Se trataba de una linchita de Molière: "El tartufo" y "El avaro", en editorial Punto de Lectura, esos libros que en Crisol no bajan de 25 lucas.

Luego, más al fondo alcancé con algo de dificultad un libro por el que ya había preguntado en la librería El Caballo Rojo. La obra, con descuento, no bajaba de 17 soles: una antología de Harlan Elison, en la serie "Biblioteca de ciencia ficción" de la editorial Orbis. Y adivinen qué: ¡a tres lucas!
Con todo, ya a medio metro bajo tierra, y justo cuando mi brazo empezaba a envidiar un poco más de longitud, empecé a divisar los peces gordos; los libros de tapa dura. El primero de ellos que me atrajo no me sonaba de ningún sitio. Pero, como me gustó tanto la edición, no dudé en incluirlo en mi selección: se trataba de "Pequeño teatro", de Ana María Matute. A él le siguieron los títulos "Cirujano del aire", de Slaughter y "Grand Hotel", de Baum; en la otrora exclusiva edición de Círculo de lectores.

Ahora bien, ¿cuánto pagaría usted por los 7 volúmenes mencionados? Espero que me crea si le digo que yo sólo gasté 20 soles por todo. Y es que, por mi parte, aún no puedo dejar de creer que le robé a alguien... ¿pero a quién?

Nota: Artículo posteado por vez primera en el blog El verduguillo.
Fotografía:Josué Aguirre.

domingo, mayo 01, 2011

Primero de mayo


En este día significativo para la clase obrera, Estirpe Púrpura entrega dos poemas de Víctor Mazzi, fundador del Grupo Intelectual Primero de Mayo (1965). Dicho grupo inauguró un discurso ligado a los trabajadores y su marcha colectiva e histórica.


Testamento

Creí que en cualquier momento del año iba a reventar
en medio de ladrillos o libros, quedarme en el más completo silencio
a causa de este cansado corazón y estos días difíciles de mencionar.
Tú dices que ahora nadie estaá libre ni seguro de caer
de bruces contra el tiempo, de irse sin el previo adiós o
testamento
y esto es cierto y, además cruento, no hay melodía capaz
de seguir.

Elegía a un ciudadano desconocido

No sé si alguna vez tuvo certeza
de su orrigen, su terrón y trabajo;
si en otra hora amó, luchó y enarboló
el sudor de sus coyunturas;
si anduvo con los suyos
destruyendo falacias y musarañas;
si algún tiempo le disgusto el pan
compartido en pedacitos.
Pero cierto es que ahora está
besando el crucero del duro pavimento.


Fotografía: Víctor Mazzi en un apunte a lápiz por Julio Carmona, 1977.