jueves, agosto 16, 2007

Los ángeles del abismo: El vanguardismo en la región Piura

Jorge Castillo Fan

Si hay algo que nos permite trascender en el tiempo y en el espacio, como poetas, es el acto de atesorar la originalidad. Originalidad que es el efecto de la intuición, la sensibilidad y la experimentación. Y el vanguardismo se conceptualiza como una constante del espíritu que, en un proceso dialéctico en ascenso progresivo, va añadiendo nuevos plumajes a la poesía. Bajo este perfil, tal como dijera Joan Perucho: "La palabra crece a la medida del hombre". Y crece en la medida que el hombre, como ser sui géneris de la creación, siente las bases de un nuevo sistema acorde con sus sueños. Sueños que deben abandonar su naturaleza incorpórea para tangibilizarse en entes acariciables y eternos. Y es este principio uterino lo que nos seduce a engendrar nuevas propuestas que nos permitan ser partícipes de una generación vanguardista. Una generación que nada tiene que ver con la coetaneidad, sino con las propuestas estéticas innovadoras. De esta manera, Lelis Rebolledo Herrera, José Díaz Sánchez, Ricardo Musse Carrasco, Jorge Castillo Fan, entre otros subterráneos, rebeldes e inconformes; traspasan las fronteras para hurgar otros horizontes.

Pilares de fuego

(1) Lelis Rebolledo Herrera

Estamos seguros que Lelis es un poeta original. Su literatura se nutre de la cotidianeidad (incorporando vocablos de uso corriente entre la "masa ordinaria" -como diría Ortega y Gasset- y asimilando la terminología jerguística), de sus constantes buceos metafísicos y su alto voltaje intuitivo que le permiten engendrar figuras insólitas pero de una textura estética muy singular. Degustemos estos versos lelisianos donde, además de lo expuesto, se evidencia su alta sensibilidad:

"Entonces los perros viringos nos concederán una mirada….".
"El largo redoble de los peces en el viento…".
"Nosotros no podemos ser los cómplices en esta farsa montada por los asesinos del alba…".
"Porque te quiero linda como un cebiche con bastante ají…".
"Caminando de fresa y alfonso…".

(2) Ricardo Musse Carrasco

Es un espíritu rebelde, telúrico y desdeificante. Su postulado vanguardista consiste en hacer explosionar el lenguaje para, de dichos fragmentos, edificar su templo poético; engendrando neologismos y absorbiendo el vocabulario que revolotea en la atmósfera secular. Musse es un ávido explorador que ha rebautizado términos con el óleo poético incorporándolos a su vehículo expresivo:

"Despiojando de prostitutas el amor…".
"Yo gorjeo sin tú lo palpes delante de tus ojos panamsat…".
"Mis ojos desporan a la esacabrosa Giovanna…".
"La empresa estatal de tus aguadañados besos…"."
Holliwoodmente enguitarrado de ti…".

(3) Jorge Castillo Fan

Es tal vez el que más ha experimentado en el manejo del lenguaje (incorporando novedosos términos, la escala musical y donde matematiquiza la poesía). En la experimentación estructural ha creado la copulación vocabular, "eclipsa -sentencia Ricardo Musse- la significación por un momento, obligando a las palabras copularse para compartirse sentido semántico, esto es, solamente quitándole de su naturaleza configurativa una mínima porción significativa, se suscita el enriquecimiento semántico. La estructuración de los versos es la encarnación superlativa de los flujos y reflujos del espíritu vanguardista. En suma, esta estructuración vocabular es la metáfora pictórica del ímpetu de escalar nuevos horizontes poéticos":


"En
i
n
g
u
n
aurora
m
esos
i
l
e
n
c
i
o
suyos…".

"Lo soñado que se hace líquido en tus manos
y se abraza con el líquido triste de tus ojos
la distancia que se hace sólida en tu espalda
y abrasa el témpano de azufre de tu pecho
el adiós que es sólo el humo
de tu cuerpo con mi cuerpo y termina en rastro gaseoso de tu alma:
un perfecto espejo".

"Tu corazón herencia de la lluvia
o ese destino de los ojos imposibles
sabe de memoria este jardín de sueños
este rayo de silencio
y todo lo que no se apaga
más allá de la ceniza hiriendo nuestro espejo".

(4) José Díaz Sánchez (Jodsan)

Es un poeta solemne y filosófico. Su poesía grafica un mar apacible pero en cuyas profundidades se encrespan agitaciones bien definidas. Jodsan reduce su posición vanguardista en fusionar coherentemente la poesía con la filosofía (como Rilke o Gibran), pero dándole a su literatura un matiz social y tratando de experimentar en el trabajo estructural. Bebamos esta agua jodsianas:

"El lugar que uno elige para la muerte
crece en proporción inversa a tu sombra,
y traza un precipicio sin fondo
para los días venideros.
Ausculta en silencio el origen de tus pasos
Y se refleja casi siempre
por el lado opuesto de tus sueños
No tiene nombre,
o tal vez lo tiene,
y está oculto dentro del tuyo".

"Aquí yace la hora que nos hace más ausentes
El destierro que nos va frotando la sangre con el imán de las sublevaciones.
Porque es mejor la NADA que nos lleva al suicidio para amar el TODO
Que el TODO tejiendo los desgarros por algo que siempre nos será AJENO".

Estos poetas representan genuinamente toda una propuesta vanguardista que traspasará al próximo milenio.

Nota: fotografía y artículo tomado de Letras.S.5

"Los Ángeles del abismo": Contexto histórico

Ricardo Musse

Puesto que los artistas comparten el mismo cielo, pertenecer a una estirpe generacional nos condena a peregrinar en medio de la profunda podredumbre del mundo. Somos una estirpe sentenciada a la función de resucitar míticas utopías. A buscarse dentro de sí para reencontrarse con aquello intuido como esencial e infinito. Pues, no está enjaulado en la finitud de las apariencias el arte. Absolutamente todo se está autogestionando constantemente de nuevo. "Aquí donde la función recién empieza. Y no es como algunos mediocres lo dicen: No. La historia no ha terminado. Está en sus primeros capítulos…". Aún la humanidad no asciende a la cúspide existencial. Cómo llegar a ese estado orgiástico, si la felicidad es atajada por individuos que se revuelcan deliciosamente dentro del estiércol de sus miserias, violentando nuestros autónomos y testiculares sueños. Sueños que atesoran una cristiandad del ser. Porque a pesar del frío deshumanizante evangelizaremos una fluencia y una germinación redentora para la humanidad:

"Creo en los ascensos del alma a las raíces
Raíces supremas en tránsito de luz
Hacia el destino de una lágrima feliz en nuestro
/hallazgo
Cuando esa lluvia fecunda nuestros fondos
Sobre el revés de los témpanos oscuros
Seremos el latido bilingüe del río y la semilla
Invierno nos verá nacer
Sobre las hojas muertas de su pecho".

Enjuiciamos, por otra parte, importante que es imperativo fraguar una racionalidad perceptiva del mundo, procurando exterminar la natural disposición seglar de creer que unos predestinados -gratuitamente- ofertarán la felicidad. Pues, la humanidad edifica la creencia de ser visitada por figuras redentoras capaces de reinaugurar -aplicando sus fórmulas taumatúrgicas- un reino terrenal de la abundancia donde los hombres vivirán en paz entre ellos. Y esta racionalidad perceptiva del mundo se argumenta en la necesidad imperiosa de inmunizarnos contra el síndrome del milenarismo que obnubila y tuerce la conciencia colectiva, convirtiéndonos en estúpidos creyentes del Mesías Fujimori y de su escuadrón de discípulos, sumisos difusores de catecismos neoliberales que dictaminan que el país sólo progresará en la medida que se acepten, incondicionalmente, las recetas "humanitarias" del FMI. Es verdad: "El mundo vive una era de cobardía, oportunismo y entreguismo". Evidentemente que el año mil ha ejercido una honda fascinación sobre el espíritu humano.

Pasando a otro punto conflictivo diremos que la burocracia estatal del país tramita eficazmente un disciplinado y contagioso analfabetismo cultural. No cabe duda que aquélla es una de las responsables del descontento social actual y del surgimiento de movimientos subversivos en el Perú. Ya que su liturgia los convierte en pontífices de la rapiña, insensibles a la problemática nacional, auspiciando con su epidemiológica inconciencia un carnaval de deshumanización y alienación. Pera esto en Latinoamérica no nos debe maravillar: "América…(es un cuerpo social) con la cabeza en el "penthouse" y los pies en las villas miserias, los ranchos, las chabolas (y los asentamientos humanos)… con una sangre infestada, corriendo por las alcantarillas de las venas…" Y concretamente, el Perú es una sociedad donde nada funciona bien por mucho tiempo, un proceso que se repite tercamente y que además siempre acaba mal.

El Perú es un país donde expresar la verdad significa vivenciar el infierno de la represión, donde implacables verdugos no viven en paz si no torturan, sazonan, achicharran y fusilan clandestinamente a sus víctimas. El Perú es un país donde aproximadamente dos millones de peruanos no saben leer ni escribir, donde más del 58 % de la población infantil padece desnutrición, donde la debacle del agro afecta a más de siete millones de peruanos, donde las causas estructurales de la injusticia es denunciada por una manada de cadáveres. El Perú es un país cuyos gobernantes matarifes han despedazado su dignidad y soberanía nacional.

15 de abril de 1996.

Ángeles del abismo: Testimonio de una década

César Gutiérrez Alva

Este es un testimonio de parte que puede resultar subjetivo e impreciso, pero es eso: Un testimonio desde la óptica particular de alguien que fue parte de un proceso y tiene algo que decir como juicio de valor y balance puntual.

Los "Ángeles del abismo" cumplen con su presencia -en nuestra provincia y sólo en nuestra provincia- el requisito básico para ser considerados dentro de la generación de los años 90 en el ámbito de la creación artística.

En el contexto regional hay una continuidad en la tradición literaria de casi tres décadas, desde finales de los años 60 hasta la actualidad. El colectivo artístico "Ángeles del abismo", por lo tanto, se inscribe dentro de ese proceso aportando su particular forma de ver el mundo y su interés por construir un lenguaje o código artístico en consonancia con el tiempo y las circunstancias que le tocó vivir.

No sería objetivo hablar de los "Ángeles del abismo" sin hacer referencia a otros grupos o personas que, de alguna manera, hoy podemos considerar referentes o, en el mejor de los casos, compañeros de ruta. Porque si hablamos de proceso, hay que apelar a todas aquellas personas, hechos, eventos y estados anímicos que coincidieron o se suscitaron para dar origen a una determinada circunstancia artístico-cultural. Concibo que somos parte de un proceso en el cual está inmersa mucha más gente de la que habitualmente se cree. Sería miopía y egoísmo no valorar el aporte y aliento de otras influencias y motivaciones como: La narrativa de Víctor Borrero, la poesía de los años 80 de Lelis Rebolledo, Róger Santiváñez, la poesía de José María Gahona, el trabajo literario y el estímulo de Carmen Arrese, la compañía y complicidad de otros grupos literarios locales que irrumpieron en los años 90. No podemos hablar de nuestro grupo sin referirnos a todo lo que fueron las inquietudes artísticas de aquellos años. Hubo mucha inquietud creadora. José Díaz Sánchez hace bien al referirse a ese momento como una "eclosión de grupos y creadores", porque en realidad fue el surgimiento de muchos jóvenes con inquietudes literarias, pictóricas, políticas; algunos -como es lógico- ahora sólo recuerdan ese tiempo como de bellas inquietudes, pero otros, perseveran aún en su convicción y vocación artística. Y son precisamente estos últimos los que hacen posible este testimonio.

Uno de los eventos más bellos que me tocó vivenciar en Sullana fue la exposición de literatura que Carmen Arrese monto en el hall contiguo a la biblioteca de la Municipalidad de Sullana el verano de 1997. Fue bello porque habían dispuesto -en mesas y paneles verticales- libros, revistas, poemarios, plaquetas; toda una colección de poesía y narrativa actual. Para mí fue un hallazgo memorable ver tanta poesía junta y enterarme que existía gente interesada en difundir literatura. Allí encontré la plaqueta de poesía angelabísmica "El fósforo insomne" que se constituyó en la punta de la madeja que tiempo después me llevó a conocer a los poetas Ricardo Musse, Lelis Rebolledo y Justo Gómez, a los pintores Luis Ordinola, Martín Mamani, y Antonio Peralta, al narrador Elber Agurto, a José Díaz Sánchez ya lo había conocido en Trujillo algunos años antes.

Los miembros de la Estirpe generacional, como catalogó Ricardo Musse a nuestro grupo constituimos, en su momento, un grupo de artistas jóvenes vinculados por afinidades etáreas y amicales que sentimos la necesidad de articular un discurso, una propuesta, una actitud.

Martín Mamani formuló en una conversación de amigos que tuvo lugar algún día de finales del año 2 004 una pregunta que creo pertinente abordar aquí: "¿Existen aún los "Ángeles del abismo?" Pienso que ya no existe como agrupación, porque el impulso de aglutinación primigenio ya cumplió su ciclo, puesto que ha tenido lugar una suerte de desbande de varios de sus miembros. Pero para entender mejor este proceso de dispersión o extinción del grupo es necesario efectuar un ejercicio retrospectivo.

Hagamos memoria: La génesis del grupo se remonta al 14 de febrero del 95, día en que se presentó el fanzine o plaqueta de poesía "Ángeles del abismo" en un concierto de rock en Piura. Lelis Rebolledo, José Díaz Sánchez y Jorge Castillo Fan fueron los que publicaron en ese fanzine. En aquel año se impulsa una actividad artística muy intensa, se suscitan circunstancias que propician asumir actitudes irreverentes y contestatarias propias de la edad juvenil.

Para el año 1 998 el grupo estaba diseminado o desarticulado. Fue a raíz de la muerte del poeta Ricky Jesús Espinoza (abril del 98) que se inicia la segunda etapa vital del grupo. Una suerte de continuidad y clausura. En esta nueva etapa nos incorporamos Cosme Saavedra, Ramiro Rosas y yo; pero ya habían marcado irreversible distancia Jorge Castillo Fan y Martín Mamani.

Entonces, para completar la respuesta a la pregunta planteada por Martín Mamani , diré que ya no existimos como grupo porque desde el año 2 003, momento en que algunos nos convertimos en "Ángeles domésticos" (sarcástica definición de José Díaz) se registra una segunda y definitiva ruptura entre los miembros del grupo, una especie de distanciamiento cordial y paulatino deterioro del grupo como núcleo para el desarrollo de propuestas creativas. Es decir, que ya cumplió su ciclo y cualquier prolongación de su existencia no pasaría de ser meramente una construcción artificial.

Ricardo Musse o la "contundente resistencia contra la niebla"

Cosme Saavedra Apón

Inexplicablemente la poesía es el único saurio milenario que ha resistido a una posible extinción (es delirantemente conjeturable que aún existan animales prehistóricos involucionados en los corrales domésticos) y como única en su especie está destinada a ocupar un lugar especial, no exactamente en un museo interior sino, en la propia cotidianidad.

Como enfatiza Javier Arango, escritor colombiano, "hay cien modos de escribir bien, pero la sola manera de escribir mal es la de escribir como todos" y la preocupación, justamente, del poeta Ricardo Musse es la de escribir con un estilo muy propio. Hacer de la cotidianidad un manantial de reminiscencias en el cual las imágenes vayan fluyendo y en algunos recodos, se arremolinen y venzan la inexorabilidad del tiempo, en una batalla meramente subjetiva.

"Cinematografía de una adolescencia" poetiza no sólo la movilidad de los tiempos vividos junto a "la mar brava" de la ciudad dejada atrás por el poeta, sino, también esas estelas que inventa la embarcación ya desanclada y los fantasmales tripulantes de los cuales quedan sólo los nombres comunes, algunos propios o los extravagantes apelativos: "Abuela", "Lorena", "Rosita", "Carmen", "Martín", "Doña Tolola", "Chuli", "Mamá Alicia", "La Huguito", "La Pamela", "Papá pelón", "Celeste" o el de "Figurita".

"La contundente resistencia contra la niebla" de la que nos hace confidentes el poeta Ricardo Musse Carrasco no es acaso mirarnos a través de "empolvados espejos" y descubrir que "las furiosas pedradas son tan inútiles para reventar" esa imagen del sujeto que desembarca el navío de la pubertad y sólo le quedan unas obsoletas cartografías y sus adminículos ce marinero.

Es frecuente encontrar entramadas, en los versos musseanos, estas vestiduras de sus salobres peripecias por el Callao que, finalmente, patentan la resistencia emotiva a dejar por completo la adolescencia. Creo firmemente que bitácoras como: "Manoseándonos", "gramputeándonos", "trompearse" o "sacarse a patadas la mierda", son los implementos que han sobrevivido indemnemente al pavoroso naufragio del tiempo. Después el poeta tuvo que moverse en otro medio, en otro orden de cosas y sujetos que probablemente han llenado otros vacíos, pero no la garganta insospechada de donde brotan estos desenfadados poemas que dan la apariencia de un filme en el que algunas imágenes pasan rápidamente y otras se quedan arañando o desbordando la pantalla interna como los poemas dedicados a la abuela, a su encierro y "sus pesadas soledades".

El poeta evoca, además, los interrogantes que no pudo ni podría resolverle la adolescencia, "¿acaso nuestro temor a la oscuridad será para siempre?". Otra interrogante muy propia al descubrimiento psicofisiológico es metaforizada y resuelta en "el espumoso esperma que se vierte sobre aquellas islas/ que se encuentran muy distantes de las azules costas/ de la felicidad", ya no por el adolescente sino por el poeta reposado que recurre a los espejos a evocar y tomar posesión de sus renuentes y, en cierto modo, entrañables fantasmas.

En el poema XXVIII se percibe una limpieza y un desenfado para entretejer el despunte de un tema tan acariciado y poblado de un misterioso hálito matemático, "pero las corrientes de aire desplazan una coordenada oscura/ y recta/ porque la muerte sopla con una letal insipidez/ hundiéndonos", da la impresión que la muerte, para el poeta, no es precisamente el paso a la inercia absoluta sino a unos "… angostos y absorbentes dominios…", donde tal vez, en el futuro, esos viejos cadáveres sepultados en el pecho tengan algo que decir por nosotros y lo hagan en el momento preciso.

El último poema, de estos treinta, denota una melancolía existencial, que sólo atañe a las criaturas que tienen la sensibilidad de mirar a los cuatro ejes, desde el punto de origen a donde llegan infinitamente las reminiscencias y deben continuar fluyendo. El poeta lejos de ser un doloroso confidente de la notable incompatibilidad acerca de lo que buscan los miembros de la familia, audazmente poetizados, con lo que busca él, "ese otro y distinto horizonte", prefiere entonces iluminarlos, llevarlos consigo a cubierta porque los que quedan, finalmente, son los que sobrevivieron al naufragio y llevan un mástil viejo y un puerto atravesados en la memoria y unos cuantos caracoles que deben llegar a la ciudad de exilio alojados en los bolsillos secretos de los que nadie abandonaría al partir.

Las intensas caminatas o los fabulosos periplos en el navío "Ángeles del abismo" me han permitido conocer fidedignamente al Ricardo Musse poeta y compartir junto a José Díaz, César Gutiérrez, Luis Ordinola, Elber Agurto, Antonio Peralta y Lelis Rebolledo sus desvaríos cotidianos, sus excentricidades y, sobre todo, su compromiso leal para con la literatura. Por cuota de este iconoclasta, mordaz y, muy interiormente, sensible forjador de este poemario es que a partir del alumbramiento del mismo la poesía angelabísmika se despoja de genéricos y platónicos trajes para introducirse en un par de zapatos abarquillados y una camisa apolillada y visitar, como es de hacerlo, con el ritual menos ritual, al empolvado "corazón del mundo".

Sullana, junio de 2002.

viernes, agosto 10, 2007

Lelis Rebolledo: El monje solar de los Ángeles del Abismo


Ricardo Musse

El lenguaje de Lelis Rebolledo atesora la sabiduría de los siglos: La verdad vital. Su poesía busca las aberturas. De esta actitud nace su tendencia poética que él llama: Infrarrealismo neorromántico:

“Oquedad de la elegía maternal. Comunica tus recónditos detalles. Lanza tus mordiscos. Y hiere estas telarañas. Pues la caída será tu muerte. Y tu desgarramiento. O sino cierra este acuerdo con tu intimidad. Rompe todas las persianas. Y baja por las escaleras. No supliques a nadie. Ni muevas la cabeza. Has tardado mucho tiempo en venir. No te podrá salvar la quiromancia ni todos tus maleficios”.

Infrarrealismo: un disolverse en los sueños. Neorromántico: Un exaltarse en las eternas agonías.

Lelis hiperboliza su lenguaje poético. Desflora las virginidades semánticas del lenguaje. Su manera de expresar lo existente nos parece tan primigenio, tan recién nacido, que conmueve nuestras más remotas emociones y nuestras más endebles agitaciones pectorales:

“Eso te dio la posibilidad de meterte en el follaje. Pues ya habíamos conocido el antiguo recinto de los Minotauros. Las aguas de Estigia. Las sandalias de Medusa. Por ello viniste a esta cita. El arte fue un irremediable cataclismo de signos y mensajes intraducibles. Los que te empujaban hacia el fondo de estos recuerdos retorcidos por la angustia”.

Lelis “efectúa la traslación de un mundo concreto y objetivo hacia el universo de la creación, a través del uso de tropos y metáforas aparentemente ilógicas e intraducibles, pero que a la postre encierran (un mensaje altamente humanista)” (1).

Otra tendencia de Lelis Rebolledo es el neonativismo y su lenguaje étnico-regionalista, condimentado con terminologías jerguísticas:

“Has comparecido ante todos los tribunales.
Fuiste declarado culpable:
por usar sombrero / latear por las calles /
ponerte pulóver / pegar afiches / ponerte
chaqueta roja / escribir poesía / y usar zapatillas.
Han utilizado contra ti todos sus impuros
métodos de persuasión,
pero no pudieron sacarte nada
ni han podido allanar tu corazón.
Al concluir el otoño te han encerrado
en una isla
donde sigues siendo el Robinson inmarchitable
Ke respira su propia xoledad.

Esta tendencia –el neonativismo étnico norteño- encarna la persistencia en la historia de los rasgos de los grupos culturales autóctonos propios del departamento de Piura. No olvidemos que la conciencia del indio, su problemática y su solucionática ha sido –y sigue siendo- el aporte más significativo de la intelectualidad peruana del siglo XX.

Lelis poetiza –nutriéndose de textos historiográficos- ese inmenso depósito de mitos, leyendas y tradiciones: El pasado Chusís, las culturas Illescas, Vicús y el universo Tallán; pero con una contemporaneidad técnica, utilizando una estructuración textual de vórtice: Lo ancestral –derivación técnica de la ficcionalización de la historia- se transporta hacia la realidad cotidiana de estos tiempos:

“Fundador del desierto y de la inocencia de las aves
tú conoces el retorno y la llegada de nuestros ancestros
el apareamiento de las culturas que nos procuraron el tesoro
y la sabiduría del lagarto de oro
pues tu talismán lo cediste de generación en generación
sacerdote guerrero aquí están tus ñaños hechos de yupisín
y plátano frito”.

Lelis Rebolledo –por otra parte-, su poesía, trasluce un enmarañamiento de imágenes de onírica construcción, unida a una actitud escéptica y vociferante cuyo único mandamiento pareciera ser: “Somos mierda” y cuya profética Buena Nueva es: “No hay solución”. Poesía rebelde, juvenil, de radicalidad rítmica: Neosurrealismo punk:

“Noches de las flores negras y de las admoniciones
Aki no hay atmósferas densas y monótonas
Un cuerpo es un bello homenaje a la desilusión
Pues tus vibraciones no vienen del diapasón de las ondas gamma
La muerte sólo te ha de jurar tu última voluntad porque estas sombras
agoreras han asaltado tus toboganes
Y hoy estos oblongos personajes son la maldición de las florestas
De esto que forma parte de tu poco o mucho amor
De esto que siempre será el día siguiente y el ayer
De esto que se muele con tus dientes y tus acertijos
Como si alguien te diera el pésame o te congratulara
Todo es igual y de repente se te cae una lágrima y al resbalar tu tristeza
incubada en tus ojos
Te sientes que has perdido tu sombra y tus partituras
Y que ya no hay nada que pueda humedecer tus labios
Pues tu cautiverio es una larga línea trazada por el olvido
Por esta injuria que va sellada y refrendada por los cíclopes
Por esta calle que dejó de ser para ti la emoción dark
Como estos relojes de arena reventados por las cuerdas de tu guitarra
Pues mañana incinerarán tus vísceras en la torre de los alucinados”.

Lelis Rebolledo (con su reconstruir raigal y poéticamente oriundo) seguirá poblando sus propios espejismos y aventando frenéticamente sus versos como azules paradojas del tiempo, el espacio y la existencia misma:

“Fiel a los mandamientos de las semillas y de los óvulos
almirabados / a tus descendientes y a tus progenitores de barro/ al virtuosismo
de tus aves y de tus curacazgos / porque ya hemos encontrado nuestro propio
paraíso en la herencia de tus ojos y de tus cabellos/ en el brindis de la chicha
que se invita con el linaje y el séquito de las soñas / para verte marchar en el
vértice del amanecer con las primeras luces del corazón”.


(1) Castillo Fan, Jorge. Lelis Rebolledo y la neocromía epidérmica de la

poiesis, pág. 3. Sullana 1 995.
Nota: "Agua", revista literaria que dirigió Lelis Rebolledo; tomado de Terra ígnea.

Reflexiones al pie de todo

Henry Córdova

César Vallejo, el gran bardo universal, escribió en una parte de sus “Poemas Humanos” la siguiente reflexión: “De veras, cuando pienso/ en lo que es la vida, / no puedo evitar de decírselo a Georgette, / a fin de comer algo agradable y salir, / por la tarde, comprar un buen periódico, / guardar un día para cuando no haya, / una noche también para cuando haya / (Así se dice en el Perú-me excuso), / del mismo modo, sufro con gran cuidado, / a fin de no gritar o de llorar, ya que los ojos / poseen, independientemente, de uno, sus pobrezas, / quiero decir, su oficio, algo / que resbala del alma y cae al alma.”

Ahora cuando yo pienso en lo que es la vida no puedo evitar de decírselo a ustedes que uno puede vivir más de lo que el reloj de la vida de cada uno puede registrar, pues realmente vivimos más de vida que de años, uno suele escuchar: aquél es menor dos años que su hermano, sin embargo otro diría aquél es mayor dos vidas más que su hermano –aún siendo menor de años- a fin de cuentas diría el tiempo es apenas simplemente una unidad de medida arbitraria y concreta; la vida sin embargo no tiene unidad de medida exacta, uno puede empezar a vivir después de muchos años. De aquí surge una diferencia entre acumular años y acumular vida, ciertamente acumular años lo hace a uno viejo, lo envejece, acumular vida rejuvenece, de ahí que en realidad no se nos pasa la vida sino los años; la vida que acumulamos en verdad no se va sino que se queda con nosotros.

Yo ahora tengo, dicen algunos al menos, 21 giros de reloj; que joven debo decir y más joven aun porque he vivido mucho y he visto muchas cosas, más joven aun porque he viajado mucho y conozco el mar y las montañas, más joven aun porque ame a todas las mujeres y eso fue porque todas llevaban tu nombre de mujer universal, y aun te amo, más joven aun porque el tiempo dio 20 vueltas más una por mi patio y yo no quise mirarle el rostro y las arrugas maquilladas así es que pasó de largo. Si me preguntan digo por aquí no ha pasado, soy tan pequeñito precisamente porque he vivido más…

Donde estás pregunto y no respondes, acaso estás desnudando tu cuerpo o estás desnudando tus vestidos, realmente no sé cual es la diferencia, o mejor dicho la sé pero no quiero decírtelo ahora porque prefiero ver desnudo tu cuerpo de vestido y desnudo tu vestido de cuerpo, realmente soy feliz en esa fiesta donde estamos desnudos todos y estás tú sin tu ropita pero no está tu desnudez. Donde estás pregunto y no respondes, acaso estás amándome en secreto o quizás guardando en secreto tu amor por otro así como yo guardo en secreto el nombre de la mujer que amo y mientras tanto estoy amándote en secreto. Sea como fuere te amo, no te sientas mal por lo demás, después de todo Dios ama a todas las mujeres de la tierra y si como dicen estamos hechos a su imagen y semejanza me asemejo a él en este punto; realmente no aspiro a tanto. Igual sigo esperando tu cuerpo desnudo y guardando también tu vestido desnudo.

Más tarde me preguntan: oiga usted, manifieste por favor ¿que halló en sus lecturas? –y en verdad nunca respondo, no debería- porque lo que hallé en las lecturas, en los libros que son inmensos cuerpos, grandes seres humanos inmóviles…por cierto, hago una pausa…que los libros se parecen a mí, y no lo digo porque yo sea un ser humano: mi agnosticismo pone en duda incluso que lo sea; pero se parecen a mí en ese grito callado que nadie quiere oír, excepto tú, árbol que no terminas de ser hombre. A veces mi grito es la lectura prolongada, a veces el libro es mi humano encarcelado. Abrid el libro! Para que el mundo termine de una vez! El libro es una revolución de páginas dormidas que en manos de los hombres puede ser muy peligroso. ¿Qué hallé en mis lecturas? Pero si no he leído nada. He vivido en los libros más que leerlos; me oculté en sus páginas de piedra para esconderme del mundo, de ellos y en especial de ellas… Ah, el refugio de una página guarda un abrazo enorme, un calor que sólo puede ser humano, de ahí su humanidad; y sin embargo es triste, cuando le pregunto al libro de su vida me cuenta historias tristes, su nacimiento fue una guerra siglar, una cruzada no por Dios ni Tierra Santa, sino con Dios y contra él; me dice: cada una de mis páginas es un guerrero muerto, es un humano que llora su desgracia, quizás por eso es negra la tinta: el incansable luto que lleva el libro siglo tras siglo. Lo que hallé en los libros fue dolor y amé el dolor porque el dolor libera; hallé también tus ojos amor mío y amé el placer porque el placer cautiva y acaso esos sean los dos destinos del hombre.

En mis lecturas hallé a Dios que lloraba niño porque estaba encerrado y lloré con él sin lágrimas, le vi indefenso y acaso esa sea su grandeza; le vi, lloré amargamente porque le vi y no le creí, no le creo pero en verdad como le amo en mi duda. Eso es lo que hallaréis en la lectura: la duda; es decir el humano. Usted hará el resto.

La vida, ella –ellas: todas y ninguna- y las lecturas; qué extraña unión de cielos y de infiernos: Dios y el otro de la mano, abrazados siendo uno. Un dolor de cabeza de ambos parió mi razón y el desconcierto.La vida, ella –ellas: todas y ninguna- y las lecturas; qué extraña unión de cielos y de infiernos: Dios y el otro de la mano, abrazados siendo uno. Un dolor de cabeza de ambos parió mi razón y el desconcierto.

jueves, agosto 02, 2007

Unos cuantos cuentos de Julio Carmona

Roberto Reyes Tarazona

“La guitarra”, el primer texto de Unos cuantos cuentos, colección que nos ofrece Julio Carmona, anticipa la condición narrativa de la mayoría de los otros relatos, a pesar de la disímil composición de éstos, así como sus diversas técnicas, personajes y ambientes.

En “La guitarra”, desde las primeras líneas, resalta el tono coloquial, que en este cuento asume un rescate directo de la oralidad, condición que se hallará presente, de una u otra manera, en todo el libro. El narrador es aquí un viejo hombre de pueblo que evoca una historia a partir de una guitarra aparentemente abandonada, solicitada por un joven. Mediante este recurso, el narrador se va adentrando en el pasado y, por lo tanto, en otra forma de pensar y de actuar. A medida que se avanza en el relato, se va revelando la condición del narrador, un viejo poblano, que en su juventud fue “gallero y buen bebedor de chicha” además de gran tocador de vihuela; y así, poco a poco el lector es trasladado al mundo de los bandoleros norteños, en donde al final se agrega el componente que acompaña a “el juego, el guitarreo y el galantear”: la violencia, que actúa como desencadenante de la historia. De bandoleros es también “Cavar un hoyo o ‘La cruz de los Juárez’”, cuento (que tiene como referente histórico, un lugar de Ferreñafe, en el Departamento de Lambayeque) cuyo final es igualmente dramático. Por otra parte, este interés por el pasado regional, se advierte en el último cuento del libro -y también de su producción- titulado “El secreto espejo del primer amor”. Esta vez, la historia se remonta a la época de la esclavitud, en una hacienda de la costa norte, donde se desenvuelven varios conflictos propios de la época.

En “La guitarra”, como en “Cavar un hoyo o ‘La cruz de los Juárez’”, la historia no discurre por el usual cauce de los relatos regionales, pues el soporte estructural descansa en una filosofía de vida –que da soporte al libro y se irá evidenciando sutilmente en la medida que se sucedan los cuentos. En el primero de los mencionados, cuando el narrador-personaje está empeñado en explicar a su interlocutor, a través de términos locales y refranes su punto de vista, ratifica su posición afirmando: “cuando la vida te llama a descanso muere el tiempo y muere el viento”. Y a continuación, refiriéndose a la guitarra, dice que “Ella es como la constancia que la memoria precisa cuando de sacar cuentas se trata”. Lo cual, en conjunto, expande la riqueza del lenguaje.Pero este contrapunto entre el saber popular y las ideas sutiles y hasta poéticas no es el único recurso narrativo de Carmona, quien también se vale del montaje de dos planos temporales diferentes que convergen en un final efectista, como por ejemplo en “Por las buenas” y en “Servicio de turno”. También emplea el monólogo interior de manera efectiva en “Ahora que sí puedo decirle todo esto”.

No estamos, pues, ante un narrador ingenuo que intenta recrear de manera naturalista las historias escuchadas en su localidad, o imaginadas por influencia del ambiente. Y si bien en la mayoría de los cuentos se advierte el uso de localismos –sin abusar de ellos–, y un predominio de historias regionales, todos los cuentos revelan un tratamiento literario consistente y efectivo. En otras palabras, Carmona conoce y domina el oficio de narrador y conduce sus relatos siguiendo los cánones establecidos por la poética del cuento.

De esta manera, va desgranando historias en las que se van apuntalando rasgos que configuran su mundo narrativo. Uno de ellos es la opción por el diseño de personajes de extracción popular, como en los cuentos ya mencionados. En todos los casos -incluyendo los cuentos de tema urbano: como “Cambio de posta”, “El retorno” y “Castración”-, la presencia de lo popular se revela de distintas maneras. En “La alegría por los suelos”, el punto de vista narrativo parte de una colectividad, como que podemos leer: “Nosotros le damos la espalda a la iglesia y también al sol”…; o si no, se desarrolla el enfrentamiento de los débiles contra los poderosos. Así, en “Por las buenas”, un conflicto laboral enfrenta al patrón con los obreros; en “Ahora que sí puedo decirle todo esto”, se expone el abuso de la gente del gobierno sobre un humilde padre de familia; en “Calibán”, se abordan la soledad y el desamparo en el contexto de las relaciones patrón-peón de hacienda.

Otro rasgo importante en la narrativa de Carmona es el humor, que lo consigue mediante la descripción, como en el extenso primer párrafo de “De entierros y desentierros”, pasando por el humor de situaciones, como en “La alegría por los suelos”, e incluso el humor negro, recurso que utiliza para atenuar el peligro de caer en la truculencia, en el final de “Por las buenas”.Además, Carmona, como buen poeta -pues él ha hecho su ingreso a la literatura por la puerta de la poesía- incursiona en el tema del amor, tema difícil si los hay, en la narrativa. “Servicio de turno” corresponde a la secular historia de un triángulo amoroso, que desarrolla de manera irreprochable, sin caer en un final previsible, gracias sobre todo a su adecuado manejo de la trama y de los planos temporales.

Por todas estas razones, que tienen que ver con el adecuado manejo del lenguaje, de las técnicas narrativas, con sustento en un punto de vista coherente con sus ideas y convicciones personales; así como por la riqueza y fuerza del tratamiento de sus textos, y por aquellas razones que no se pueden explicar analíticamente, por corresponder al simple placer que produce seguir una historia bien contada, Unos cuantos cuentos, de Julio Carmona, es un libro que puede colmar las expectativas de todo lector amante de la literatura
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