viernes, marzo 16, 2012

C. Vallejo que estás en los cc.


César Ángeles L.

Camarada Vallejo, estaba
pensando en vos esta mañana de enero
en que pasan caballos y
humanos heridos de todo por calles y
                                                 plazas
estaba, adornado de cristales lanceolados
incrustados en mi tórax des
                                        nudo estaba
sentando en ti en vos en vuesa partícula
profana profana cama
rada Vallejo y vi gobiernos más andenes
derruidos
vi odres de vino más estiércol
totalmente derramados, licuantes y fluidos
por sobre muros ventanas
ilesas rosas
barcos de papel naos y
no oíste hablar de Pessoa sus dobleces
alejados y alejados
del bando de políticos que dejamos
tú y yo, heridos, humanos
hube de ver animales centenarios, César
para silbar en contra de los malos
hube de herirme de cárcel y país
todoroto todohueso todoanimal
cetáceo que me abrumas pero-
                                  rata vana, balconazos
hube hubimos
de trizarnos en 2,000
y el rojo maíz de ofertorios paganos vino
y vino como lluvia
a matar
las hogueras de la trampa, los mil
millones
de balas y explosiones
con que fraguamos el epílogo,
la historia, el país
de donde venimos y de donde casi
por un descuido de la cresta
no salimos / pero ya salimos
camarada ígneo
remoto de la frente
y comba y comba
tu cabello
ébano y sonrisa tú
te fuiste a la francesa
no sé si sabes cómo cuánto
han ido tras tus pasos
doblegándote, invirtiéndote
y bagatelas y bagatelas
a ti la soga el palo y los difuntos
tardos
no voy ahora a hacerte amenas las visiones
ni las cámaras de tortura sus
aceites, agasajos y banquetes
no voy a poner tiovivos
ahí donde por siglos nos sangramos

tú ya fuiste y ya volviste
abufandado, ligero y joven
tú ya vienes de dos a cinco,
cuando los relojes hánse ido blancos
vienes a velocidad
a velocidad con la risa mural
con el aire, los pájaros ciclópeos
las historias, los senderos
el pan bajo el hombro,
tus moléculas, tus síes, tus nóes
vienes y acá estamos todounido
p  a  r  a  r  e  c  i  b  i  r  t  e
con rosas y venados
está pedro páramo la juana vásquez
pedro rojas los abismos
los cañones los meandros
el agua inmensa de la selva y sus océanos
estamos todos de todo
y para siempre nunca
ya sabes sin palabras, camarada
que de pie y en flujo están los niños
y al fin y sin preguntas nos
pertenecen el mar las montañas y
los pájaros en trino
de rojas barajas
y un azul intenso como
el alma que nos diste
para ganar para ser felices
sin que falte nadie sin que falte nada
Añil Claridad

(enero 97)

sábado, marzo 10, 2012

Gabriel García Márquez: El poder de la palabra



Miguel Ángel Hernández Sandoval 

En un texto publicado en el diario mexicano La Jornada, en abril de 1997, Gabriel García Márquez (GGM) escribió: “A mis doce años de edad estuve a punto de ser atropellado por una bicicleta. Un señor cura que pasaba me salvó con un grito: ‘¡Cuidado!’. El ciclista cayó a tierra. El señor cura sin detenerse, me dijo: ‘¿Ya vio lo que es el poder de la palabra?’. Ese día lo supe”. Y así fue, pues el nobel colombiano ha cumplido 85 años de edad y nunca ha dejado de crear, con el lenguaje y sabiduría expresiva, historias que todo el mundo admira, convirtiéndose como uno de los escritores más influyentes de la literatura de habla hispana. Y al ser un clásico vivo su gravitación sobre nuestra literatura latinoamericana se va a extender por mucho tiempo más.

Este año se cumplen, además, 65 años de la aparición de su primer cuento, “La tercera resignación”, 45 de la publicación de Cien años de soledad, 30 de la entrega del Premio Nobel y 10 de haber empezado a publicar sus memorias Vivir para contarla. Autor también de títulos como: El coronel no tiene quien le escriba; El funeral de Mamá grande; El otoño del patriarca; Crónica de una muerte anunciada; Del amor y otros demonios, entre otros. Todas historias tremendas con las que oxigenó la narrativa escrita en lengua española, alcanzando fama y renombre casi al final de la década de los años sesenta del siglo pasado. El aliento que le infunde a cada palabra y el deslumbrante uso de esta hace que escribir novelas parezca una tarea sencilla, pero no es así, pues detrás de cada una de ellas, bien escritas y bien contadas, como lo hacen solo los genios, hay todo un trabajo poético del lenguaje, perseverante, largo y paciente. 

Recuerdo que para las clases de Géneros y Estilos periodísticos de la universidad nos hicieron leer Noticia de un secuestro y Relato de un náufrago. Algunos ya habíamos leído Cien años de soledad, pero si bien aquellas no tienen el peso literario de esta, al leerlas confirmamos que estábamos ante un mago de la palabra, y por qué no, un maestro de la redacción periodística. En cada obra con la que ha irrumpido imparable, GGM une -de manera admirable y con la habilidad de aquel que conoce muy bien su oficio- tema (historia), estructura y palabra, dándole mayor importancia al uso de esta; resultado de ello es una prosa eminentemente poética, un esplendor bellísimo del lenguaje que nos abruma gozosamente y que muy pocos saben lograr por muchas páginas que escriban. La dimensión literaria de este creador de universos ambiciosos es casi infinita. A los escritores perezosos y faltos de talento les ha sido muy difícil sacudirse de su sombra que lo cubre casi todo. Él ha tenido tantos imitadores, unos más malos que otros; pero él es único porque su capacidad creativa es imposible de imitar, marcando un derrotero en nuestra literatura.

Quién no se acuerda, por ejemplo, después de haber leído Cien años de soledad, la más elogiada de sus novelas y traducida a más de cuarenta idiomas, sus famosas líneas iniciales: “Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo". O el inicio de Memorias de mis putas tristes: “El año de mis noventa años quise regalarme una noche de amor loco con una adolescente virgen”. Ese es el poder de la palabra muy bien cuidada, el poder de la prosa sencilla y bella que te hechiza y que te invita a seguir hasta el final de estas y otras historias escritas por GGM; poder que él muy bien ha sabido ejercer durante unos setenta años ininterrumpidos para beneplácito de sus lectores en todo el mundo.