Cosme Saavedra Apón
Hoy sábado 30 de abril, ha muerto otro grande de los grandes. Ernesto Sábato, autor de esas vigentes epopeyas literarias como son: "Sobre héroes y tumbas", "El túnel" y "Abaddón el exterminador". Además de diversos artículos filosóficos, libertarios y de corte humanístico. Alerta siempre de los grandes enemigos de la moral humana. Jamás nadie podrá borrar de nuestras mentes las confesiones del pintor Juan pablo Castel, su obsesión homicida por María Iribarne, en "El Túnel". La resistencia salvaje de Alejandra Vidal ante la inevitable transformación y pérdida de su cuerpo de niña, Martín cavilando en el parque Lezama, la decadencia de los Olmos, el majestuoso Informe sobre ciegos, ese capítulo de la novela tan despiadadamente magistral. Cada palabra entrando sigilosamente con furia en el corpus del relato, cada imagen levantada sobre el horror y la ternura, sobre la sospecha y la clarividencia, sobre el espanto y la luz cegadora de la prosa redescubierta para captar lo inefable.
Hemos aprendido mucho de usted maestro, los narradores consolidados y los jóvenes. Hemos tomado entre nuestras manos esas joyas que no fueron labradas para maravillar a alguien, sino para estremecer las fibras más profundas del ser humano y conquistar inasibles bellezas, nuevos espasmos y otras aristas sobre el rumbo de la creación estética en América latina. Grande entre los grandes, muchos jóvenes escritores como yo, en las redes sociales han expresado su profundo pesar por tan enorme pérdida. Se fue, pero sus novelas, que conforman, para muchos los selectos libros de cabecera, a las cuales retornamos cuando la realidad nos muestra su lado más agreste y entonces necesitamos hacer brotar de la inconformidad, el odio y la fealdad un galopante halo de belleza, como lo hiciste tu maestro. Por eso eres un gigante que se marcha, dejándonos en el corazón una enorme fogata en la que se te recordará siempre crepitando en el más crudo de todos los inviernos.
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