martes, febrero 14, 2012

Las persianas

Puente Viejo. Piura. 1925.

Roger Santiváñez

Nuestros padres vinieron de lejos
atravesaron valles, arenales, sembríos rezumando a caña
limpias praderas de arroz, puentes metálicos
y por fin se establecieron en el desierto más vasto que encontraron
Habían abandonado la metrópoli, el silencio de los dioses
marcharon sobrios y fecundos a la busca de un país
un lado de la tierra en que las lluvias fueran buenas
Así conocieron la canícula y el polvo de una década
sus noches fueron la brillantez del sueño más hermoso
sobre los débiles focos de una ciudad incipiente

Mis hermanos no eran aún adolescentes
y el lugar duraba lo que una vuelta en bicicleta
sus plazuelas solitarias deshojando tamarindos
viejos algarrobos que solo conocías la iguanas
barrios impecables y pequeños, familias enteras

tomando el fresco a la puerta de la calle
Oh noches del verano como muchachas de éter
tiempo de lluvias salvajes, oh mi aldea
recuerdo a la gente apostada sobre el Puente Nuevo
midiendo el terror de una posible inundación
el caudal abrumador del río que enfurecía cada siete años
y los primeros avisos luminosos reflejaban
su eléctrico esplendor sobre las aguas

Pueblo mío, infancia, estado irresponsable
la belleza de los padres como dulce manto
esa soledad al terminar la vermouth
o al quedarme solo en las aglomeraciones
Oh locura de correr por mis calles, mi adorable geometría
Que creí, adónde ir a buscar un calmante a mi muerte
Adónde ir, papá, mamá, hermanas, dónde.

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