martes, junio 12, 2007

Lo que Aula 34 nos dejó

Reynaldo Cruz

La literatura es una de aquellas bienaventuradas maldiciones que si tuviéramos que elegir no lo haríamos ninguna vez. El amor a las letras nace cuando nace nuestra primera ilusión, crece con nuestros paseos por las bibliotecas y librerías de enésima mano, se nutren de las tertulias en un café y las esperanzas de los amigos nuestros.

Decidirse a formar parte de la atmósfera que comparten aquellos seres quiméricos que llaman poetas y/o escritores es una cuestión inexplicable para quienes trazan letras curvas sobre el papel. Piura tiene una tradición literaria que se resiste a perecer, desde Carlos Augusto Salaverry hasta nuestros días los algarrobos de la cálida ciudad siguen sirviendo para refrescar las creaciones de jóvenes amantes de la pluma.

Houdini Guerrero, forjó hace 3 años una prole de noveles escritores, en el Taller de Literatura de la Facultad de Ciencias Sociales y Educación de la Universidad Nacional de Piura, que adoptó la denominación del aula que los albergo: AULA 34. Esta iniciativa sirvió para reunir a Café de Artistas e Intillaqta, dos grupos que tenían perspectiva propia, con jóvenes que no conformaban ningún Círculo Cultural.

Como resultado de esta experiencia apareció la revista N° 0 que llevaba el nombre del Taller, y un año después el N° 1. Así el lirismo de Fernando Silva, Johany Mogollón, Edgar Bruno y Danny Cruz, junto a la prosa de José Lalupú, Sofia Sánchez Charles Purizaca y Javier Vílchez, encontrarían la primera ocasión para plasmar su lapicero en una revista. Luego vendría la inclusión de algunos de ellos en Sietevientos y la Revista Cultural Umbral N° 15 dedicada a Piura.

En agosto del año pasado, Suicidas Aedos, tuvo un fugaz destello entre los estudiantes de Derecho y Comunicación de la UNP. La inclusión de un agrio manifiesto, resaltaba la influencia setentera (generación del 70’) de esta revista. 2 meses después su 2° número no se acercaría a los 500 ejemplares de la primera entrega. En ambos números, Aula 34 marcaba presencia una vez más: Percy Ipanaqué, Jorge Dávalos, Henry Córdova, Reynaldo Cruz y Otto Quezada, incursionaban literariamente más maduros.

De este grupo resaltan: Danny Cruz con las plaquetas "Desencuentro" (Piura, 2003) y "Colán y los despistados" (Lima, 2006), además de poseer una mención especial, en poesía, en el Premio Nacional PUCP 2007, Percy Ipanaqué ha publicado el poemario "Hostia Sideral" y el relato "Los Apóstoles de la Muerte", Javier Vílchez se ha unido con su libro de cuentos "Sorpresa".

Edgar Bruno edita el blog de literatura contemporánea Estirpe Púrpura y ha sido antologado en
Urbanotopia. Henry Córdova y quien escribe esta nota, no cesan de corregir escritos, aunque muchas, veces terminen las hojas en el fuego. De la revista "Plazuela Merino" quedan recuerdos y un pronto regreso. En mi papel de escritor por equivocación no me queda más que escribir: Salud Houdini!, los que vienen te saludan.


Nota: El autor de este artículo edita de Sala de Redacción.
Foto: En la presentación de la revista "Plazuela Merino": José María Gahona, Henry Cordova, Lúber Ipanaqué, Edgar Bruno, Reynaldo Cruz, Javier Vílchez y Ricardo Musse.

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