viernes, septiembre 28, 2012

Un problema de semántica




Eduardo Valdivia Sanz

Compraba en el templo de la piratería en Perú, Polvos Azules, documentales de guerra, series antiguas: Tierra de Gigantes, Nam, Perdidos en el espacio, cuando mirando las bolsas con dvds y blu-rays recuerdo que no había comprado todavía los discos compactos de música clásica, que me había prometido de regalo a mi hija, Ema.

Busco el puesto de mayor tamaño:

─¿Quisiera música clásica?

La vendedora me miró como si tuviera un loro en el hombro y me envía al puesto de al lado, donde según ella, encontraría música clásica.

─¿Música clásica?, por favor.

La vendedora un poco más despierta.

─Ahí, tiene varios catálogos.

Me muestra tres gruesos archivos de plástico.

Feliz, hojeo el primero, pero me doy con la sorpresa de que la supuesta música clásica, de clásica, no tiene nada. Salseros, como Rubén Blades; Oscar de León; Willie Colón, completan el archivo.

─No… Música clásica: Bach, Mozart, Vivaldi.

La vendedora me miró como si le estuviera insultando a la madre y a sus partes íntimas.

─Ya, le dices clásico a esto. Busco otra cosa.

Me siguió mirando con cara de fastidio cuando me aleje.

En el taxi, de regreso al hotel, pensé: seguiremos oyendo música clásica directamente desde el YouTube; lo siento, Ema.

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