lunes, diciembre 28, 2009

Saudade en Coldplay


Ricardo Musse

Dentro de sus más inefables sonoridades, Coldplay traduce –de una manera desgarradora- las nostalgias que el corazón despojó de nuestras primeras lágrimas que, derramándose todavía de la soledad del alma, aún laceran la orfandad de las melodías perpetuas; de esos primigenios gemidos que llenaron el mundo de silentes estremecimientos que sólo la Poesía, dentro de sus más líricas enunciaciones, puede nombrar dentro de sus discursivos ensimismamientos.

La inconfundible voz de su vocalista, quejumbrosa combinación de desfallecientes palabras e hirientes interjecciones, arropadas éstas por una melancólica desolación; hace que las congojas de nuestro mundo interior, se trasunten en las vibraciones del viento, en las partituras de la tribulación, en los pesares inconsolables de estos latidos que resuenan, lastimosamente, sólo para agonizar con los resuellos de su ínfima condición existencial.

Coldplay atesora la filosofía del saudade: Ese recuerdo triste y suave de personas o cosas distantes o extintas, acompañado del deseo de volverlas a poseer o ver presente.

La melancolía de sus canciones, aparte de encarnar el pathos de esta elegíaca post-modernidad, retrotrae a la memoria vital subjetividades que suscitan, después de escuchar la sollozante voz de Chris Martin, un gran vacío dentro de nosotros:

“Y la saudade que me aflige la mente
no es de mí ni del pasado visto,
sino de quien habitó
por detrás de los ojos ciegos”.

La Saudade de Coldplay es una manera peculiar de estar en la vida, de sentirla, asimilarla y reaccionar, musicalmente, ante ella.

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