viernes, julio 31, 2009

Los Dolores Morales de Róger


Reynaldo Cruz Zapata

Róger Santiváñez, el muchacho que se declaraba con la mirada. Aquel Púber que a los 15 años que únicamente quería ser poeta, que gano los juegos florales de la Udep en 1974, pasó por Hora Zero, La Sagrada Familia y finalmente Kloaka en los 80`. Recibió el premio José María Eguren, en mayo pasado, y actualmente sigue un Ph. D en Literatura Latinoamericana en Temple University en Filadelfia, EE.UU. Estuvo esta semana en Piura para presentar su último libro “Dolores Morales de Santiváñez”, una casi antología de sus 30 años de creación escrita; y de paso contestó las inquietudes de este joven lector.

Kloaka fue una etapa importante en tu vida y en la de tu generación, a pesar que algunos críticos digan que es último de relevancia en nuestra poesía ¿qué recuerdas con más nostalgia de él?

Mi nostalgia de Kloaka se podría configurar por la nostalgia de la amistad. La nostalgia por un momento en que todos éramos hermanos, y todos como anarquistas vivíamos en una célula sin problemas. Todos dan, todos reciben era el lema al interior del movimiento, era como una gran comuna de intelectuales, de poetas, de artistas, rockanroleros que trataba de plantear una alternativa frente al sistema, como aparte del sistema, cosa bien difícil por los demás. Era una herencia de los movimientos contestarios de los 60`, del movimiento hippie, y de otras agrupaciones o posturas. Somos los herederos de la poesía beat: Ginsberg, Jack Kerouac, Allen, con Bob Dylan, Jhon Lennon, con Mick Jagger. Esto era lo que nos llegaba a nosotros con los 60` cuando éramos niños. En los 80` fue que tratamos de plasmarlo como una realidad, acondicionándola a la peruana. Eso sería Kloaka, en la mejor opinión que yo te podría dar. Porque es difícil, porque yo he estado dentro del movimiento, pero la nostalgia sería eso. La nostalgia de la relación humana.

¿Aún sigues pensando que el Perú vive una situación Kloaka?

Me duele tener que decir que sí. Porque si somos lúcidos, no vamos a tener que conceder a las prebendas del sistema. Hay que continuar diciendo la verdad. La sociedad peruana sigue siendo una Kloaka. Es un Kloaka en ese sentido, no es el mejor de los mundos como tal vez quisiéramos, como dijo González Prada: Hay que meter el dedo en la llaga. Ahora no solamente cuando metes el dedo en la llaga sale la pus, sino que el dedo ya está con pus también. Eso es lo que me dijeron hace poco. Eso me hace pensar que todavía estamos en la misma situación.

En un testimonio dices que empiezas a escribir aún desconociendo lo que era la poesía, y refieres que todo contacto con ella había sido únicamente una lectura de Vallejo ¿cómo definirías el papel del vate universal en el inicio de tu poesía

Vallejo fue muy importante, porque fue la gran explosión que yo reconocí, y fue pura casualidad porque vi el libro que tenía mi padre, cogí el libro y comencé a leerlo, fue una bomba atómica simplemente en mi poesía. Me marcó muchísimo, e influyó probablemente mucho. Quizá la actitud de Vallejo es lo que más me terminó por interesar, claro como poeta estrictamente siempre lo releo, y encuentro en cada lectura un placer distinto y un mundo diferente que se me abre y unas posibilidades infinitas de poesía. Me gusta mucho releer a Vallejo.

¿Cuáles son los Dolores Morales de Róger?

Mis dolores morales son los dolores que tengo por ser poeta. Por sufrir cada minuto de mi vida pensando en la muerte. A partir de allí, toda una angustia existencial domina mi vida, entonces trato de escribir para responder con palabras en belleza a esta situación que rodea la vida de uno. Esos son mis dolores morales, éticos, por el comportamiento en el sentido del vivir, de estar viviendo.

“La visión del artista adolescente que recorre las calles buscando lo que nunca encontrará” escribes en el primer poema. ¿Te veías así?

Claro. Yo me veía como ese adolescente que buscaba lo que nunca iba encontrar, porque era tan desesperado, cuando tenía 20 años que pensaba que nunca iba a encontrar nada de lo que soñaba.

¿Un idealista?

Sí, exacto, y con sentido trágico además de las cosas.

¿Y qué buscabas?

En esos días una muchacha, una compañera. Claro, después la encontré. Eventualmente podía tener una muchacha en una fiesta, pero siempre estaba soñando con tener una gran chica, linda e inteligente a mi costado, y otras cosas como la desesperación poética. De querer hallar tu propio sonido, tu propio tono en poesía, también es otra cosa que te puede desesperar a los 20 años. Es por eso que deambulaba por las calles de Lima, que además no conocía, y estaba conociendo, y me perdía por las calles del centro, pero igual salía a la Colmena, a la Plaza San Martín.

Tu creación es básicamente erotismo, recuerdos, notas subterráneas de un muchacho bastante irreverente ¿crees que se debe a la generación que los antecedió?

Podría ser. Pero la generación del 70` tiene algo que es muy marcado, que es la ciudad, la urbe, la violencia. A mí me gusta la generación del 70`, a bastantes los conozco, soy amigo de ellos. Incluso he sido militante de Hora Zero en una pequeña etapa con Pimentel. Soy muy amigo de Ramírez Ruiz, a quien vi hace poco en Lima. Después de mil años que lo encontré y tuvimos una conversación en el Queirolo de Quilca. Pero pienso que nosotros hemos avanzado un poco más, es decir, somos producto de otra situación distinta a la de los años 70`. Somos producto del narcotráfico, de la guerra de Sendero Luminoso, de la descomposición de la sociedad en todas sus formas, que hace posible el surgimiento de Kloaka, y sus expresiones en poesía, en artes visuales, en danzas, en artes plásticas, performance. Son creo, lo más interesante de Kloaka.

¿Integraste también La Sagrada Familia?

La sagrada familia fue otra onda. Fue como mi segundo grupo. Mi primer grupo fue la revista Auki, La peca de la jirafa con Arteaga. La Sagrada Familia fue en San Marcos, con Lucho Castillo, Mito Tumi, Edgard O`Hara, Willi del Niño Guzmán, el pájaro Rebaza, que ahora está en Londres. O`Hara está también en EE.UU, en el estado de Washington, donde tiene una incubadora con los originales de Lucho Hernández. En serio, las tiene en incubadora para que no se malogren, para conservarlos. Es que Lucho Hernández era alguien fuera de serie. Te transmitía una elevación, ritmo; un gran poeta, él era el que decía: “Sé que si llegaras a mi barrio, los muchachos dirían en la esquina que tal viejo chesu mare. Duramente recuerdo tus poemas, viejo fioca, mi amigo inconfesable”. Es increíble cómo pone esa frase justamente en el momento y sale bien, no parece una grosería, entonces la genialidad del poeta, como ha integrado la voz coloquial dentro del discurso poético.

¿Qué es ser latinoamericano en EE.UU?

Eso es bastante interesante. Es una esquizofrenia mental, acá tú eres lo que eres y punto. Pero cuando te vas a EE.UU, tú tienes que ser lo que eres aca más lo que te rodea que es ser gringo, entonces es bien jodido. Bueno, yo me he casado con una gringa y con eso ya tengo avanzado un 50% de integración a ese mundo, claro yo me enamoré de la gringa, Kathy, y me casé con ella. Vivir como latino en EE.UU, que no es ningún paraíso, y tampoco es un infierno pero es una condición especial.

¿Es como ser peruano en cualquier lado?

Exacto. Y peor creo. Porque no sólo eres peruano, sino eres latino, eres venezolano, colombiano, brasileño porque los gringos no diferencian, todos son latinoamericanos y se acabó la vaina. Sí, sufres fuerte al comienzo, el choque cultural es fuerte cuando uno se siente solo, despegado de la sociedad de EE.UU. El mundo allí no es agradable, pero cuando estás en buenas relaciones con la sociedad, con todo el mundo, chamullas tu inglés, puedes comunicarte un poco, la puedes pasar muy bien, porque es un país que tiene de todo. Lo que quieras encuentras. Claro que tienes que trabajar como una bestia, porque es un gran país que tiene una mística del trabajo, y todo está programado. Todo está fríamente calculado. Así de cierto, a las 8 tal cosa, a las 9 tal cosa, a las 10, a las 11 así, y lo van cumpliendo a pie de juntillas, y ahí si por a o b tengan que salirse de eso, es la gran crisis mundial.

Entrevista publicada el día 6 de agosto de 2006 en Semana, revista dominical del diario El Tiempo

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