jueves, junio 30, 2011

Lelis Rebolledo: De la anarquía al neo-indigenismo

Lelis Rebolledo

Entrevista a Lelis Rebolledo, publicada en el blog El Verduguillo, el día jueves 6 de septiembre de 2007 [1].
 
Los pintores piuranos lo consideran un neo-indigenista simbólico; los literatos, un surrealista. Yo lo veo como creador de una estética que escapa de lo meramente decorativo para convertirse en protesta.

Para entrevistarlo tuve que llamarlo por teléfono luego de encontrar su número en la sección “Catacaos” de las páginas blancas. Ahí fue cuando le pregunté si es que era Lelis Rebolledo, el poeta, y me respondió que creía que sí. Con esa duda viajé hasta su casa en una soleada mañana de domingo. Lo encontré en la puerta. Me estaba esperando sonriente con su sombrero de paja.
 
Tengo una curiosidad. Cuando te pregunté por teléfono si es que estaba hablando con el poeta Lelis Rebolledo, tú me respondiste: “creo que sí”. ¿Por qué la duda?
 
Lelis Rebolledo.- No dudo. Es una forma de mostrar pesimismo frente a la realidad, una manera nihilista de afrontar el fenómeno creativo en un medio tan duro como el Perú. Vivimos en un ambiente donde no hay una posición clara de la sociedad frente al artista, donde éste tiene que naufragar en medio de una serie de dificultades para poder llegar a la creación. La apreciación mía, en cuanto a lo que llamas “duda”, es una especie de desconsuelo del artista frente a su realidad.

Entonces, la sociedad es culpable de ese drama...
 
La sociedad es culpable en el sentido de que no asimila al artista como trabajador del arte. La gente no consume arte, no consume cultura. Por el contrario, consume vulgaridad, un poco de “bazofia” e íconos y elementos embrutecedores que no conllevan al desarrollo espiritual de un consenso social.

¿Y por qué crees que la gente consume esa “bazofia”, según su definición?

Para mí, esa “bazofia” o seudo-arte forma parte de una manipulación estructural que viene de un sistema que quiere crear un estado de supina ignorancia en las gentes. Por eso, y respondiendo a tu pregunta, creo que el consumo de “bazofia” se lo debemos a una maniobra que imposibilita a las gentes desarrollar conceptos que puedan arribar a una apreciación estética de la obra artística. Por ello, no hay valoración, no hay goce estético. Lo que hay es goce por lo trivial, goce por lo cotidianamente vulgar, pues es lo que más fácilmente se puede digerir.
 
“Manipulación”, “sistema”, “aprisionamiento”. ¿No son conceptos anarquistas? ¿Cuál es tu posición frente al anarquismo?
 
La anarquía sienta las bases libertarias del ser humano. Representa un rescate de valores humanos y es fundamental porque permite que el hombre adquiera la soltura necesaria para expresar lo que siente. Pero es importante que nos centremos únicamente en las ideas centrales, pues hay derivaciones de éstas que conducen a la violencia, a faltar el respeto a la vida. Yo no estoy de acuerdo con esto último. El anarquismo debe verse como un instrumento de cuestionamiento a la vida misma.

En resumen, el anarquismo es algo positivo.

Claro.

Entonces debo asumir que no crees en la política.
 
Hay una enorme decepción en mí frente al proceso político peruano, en el que veo únicamente un negocio o una confabulación de todos los poderes para oprimir al ser humano. (...)
 
¿Hacia dónde cree que va el arte en Piura?
 
El arte en piurano no va a ningún sitio. Se encuentra anclado en conceptos puramente descriptivistas, atorado en nociones reiterativas que no desarrollan posibilidades expresivas de mayor alcance en cuanto al trabajo estético.

¿Y cuáles son estos conceptos reiterativos?

 El costumbrismo, por ejemplo. El costumbrismo es un vicio que hace mucho daño a la labor artística, pues no permite expresar las dimensiones que tiene la realidad más allá de la fantasía. Además, el arte costumbrista es un arte comercial donde el artista se comporta como un sujeto complaciente ante el público; es decir, pinta porque tiene un público al que agradar. Así no hay goce interior del artista.

¿El artista? ¿Cómo defines al “artista”?
 
El artista, según algunas teorías clásicas, puede ser definido como la persona que copia la naturaleza. Bajo este concepto podemos decir que el arte es copia de la objetividad de ese macrocosmo que tenemos en frente. Sin embargo, cuando llegamos a la época contemporánea, nos damos cuenta de que el arte es también la mixtura de la realidad con la ficción; un híbrido como el que propone el neo indigenismo, un oficio que transciende mucho más allá del esquema real de las cosas.

Neo indigenismo. A ti, en alguna muestra pictórica, lo han denominado neo indigenista. ¿Estás de acuerdo con esta denominación o prefieres alejarse de las etiquetas?
 
No comparto el criterio de etiquetas y esnobismos. El artista no debe rendirle cuentas a otras escuelas que no sean la vida, la historia, la fantasía y, sobre todo, la realidad. Para mí, la obra de arte es un testimonio de la época y momento en que toca vivir. Sin embargo, si quieres ponerlo en esos términos, acepto lo de neo indigenista, pues significa capturar estéticamente toda la iconografía de las culturas prehispánicas. Estamos hablando de tejedoras de sombreros, campesinos, chicheras. Todos estos personajes forman parte de la resistencia de una cultura que no muere, que subsiste a pesar de todos los atropellos que ha sufrido.
 
Una cultura que también inspira a los costumbristas...
 
Sí, es verdad. Los pintores costumbristas también se nutren de esta realidad. Sin embargo, lo hacen desde un lado externo. La obra de arte no debe captar solamente lo que se mira por afuera; el lado exótico o anecdótico. La mirada del artista debe trascender la realidad para llegar hasta la esencia de las cosas.

¿Y cuáles son esas esencias? ¿Cuáles son los temas que prefieres plasmar?
 
Yo, por ejemplo, siempre hundo la mirada en la capacidad que posee el ser humano para amar, creer y ser solidario. Me impresiona mucho el movimiento comunitario que surge en el campo y sobre todo la relación del individuo frente a la naturaleza. En este territorio, y desde antes de la llegada de los españoles, existió siempre una relación muy íntima entre poblador y el cosmos: el sol, las estrellas, la tierra, el cielo, el mar. (...)

¿Qué significa El korte final?
 
Es un trabajo poético que resultó de una exploración familiar y de un largo viaje que hice al interior de mi espíritu para encontrarme con el fuego interior de la vida. El nombre lo he tomado prestado de un concierto de los “Pink Floyd”. Esta banda me condujo hacia mundos fantásticos, ideas y pensamientos que asocio con el indigenismo del cual me hablabas; lo que he tratado de plasmar en “El korte final”. En esta obra, además, está reflejada mi madre, mis abuelos, mis hermanos, mi infancia en Catacaos y La arena y la presencia de mis amigos.
 
Es un libro que dedicas a tu hermano...

Sí, es un libro que dediqué a mi hermano Félix como lo suelo hacer con todos los textos que escribo. Hay una influencia poderosa de él en mi arte. Él fue el mayor, el que me enseñó, me condujo. Con él compartí soledades y muchas vivencias.

En este libro continuamente utilizas el término “poetik” ¿Significa “poeta”? Y si así fuera, ¿a qué se debe la sustitución?

Incorporo esto para transgredir la consonancia, la manera esquemática de decir las cosas. Es una especie ritual dulce y tierno por las palabras. Además, “poetik” me parece más autóctono, más dado por la tierra.
 
[1] El entrevistador en el post original de esta entrevista, da a conocer que la entrevista en algunas partes es recortada, por su gran extensión.

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