miércoles, junio 10, 2009

UN METRO DEL PASADO


Fabián Bruno

Leí el libro “Pájara Fragata” de Santin Marón (seudónimo de Manolo Abad) en mis años universitarios y siempre tuve la idea de escribir algo sobre él; esta idea la reafirmé cuando conocí al autor hace un par de años en la presentación del libro de un amigo, pero nunca llegué a ser realidad tal proyecto. “Pájaro Fragata” llegó a mi manos cuando caminando por el “Mercado Modelo” de Piura me topé, no sé si por obra del azar o el destino, con un puesto de “libros de segunda” y vi, entre tanto libro huérfano uno negro con una pintura de Antonio Maro; de inmediato me sedujo y lo compré sin pensar dos veces, esperando descubrir algo nuevo. Se trataba de un ejemplar del libro mencionado, hoy agotado y por el que seguramente muchas personas, por tener entre sus mano y leer esta joya de la poesía piurana de los años noventa, pagarían un buen dinero.

El libro de Marón, publicado en octubre de 1992, es un libro que merece especial atención, porque es muy breve en cuanto a páginas, pero esconde todo un universo que seguramente tomó años en construirse; El libro agrupa veintidós poemas, los cuales están divididos en dos partes: Poesía inconclusa y Pájaro fragata.

En ambas partes, Santin Marón lleva al límite el big bang de su creación al romper con la gramática y sintaxis, como lo hizo Vallejo y los poetas de Hora Zero por mencionar algunos ejemplos; y en esta explosión se enrumba en la búsqueda que todo buen poeta hace con las visiones / que me queman / para desear / el mañana; buscando la destrucción y el nacimiento de la belleza como lo poetiza Marón; y buscar la palabra entre la noche, entre las sombras, para salir flotando y volver a destruirla con el fuego, aunque la destrucción no sea lo necesario para el trabajo poético.

Una pregunta que nos viene al tener el primer contacto con el poemario: ¿Qué es un pájaro fragata? Y el concepto se relaciona con un ave o una embarcación con fines de guerra; es decir parte de concepto de elevación y la fuerza de ataque de algo o alguien, que no es otra cosa que el ejercicio de la poesía. Es decir, cuando se alcanza a dominar la palabra, elevamos la creación, que debe tener una fuerza intrínseca, haciendo que la poesía alcance su verdadera vitalidad para transformar las realidades que se nos presentan.

Los versos nos acercan a la presencia de la mujer y la compara con la ciudad, recorriendo los cinemas, internado al lector en reflexiones, haciéndonos recordar que las vueltas al pasado, a uno mismo, son necesarias para recordar quién realmente somos, ingresando a la infancia, la soledad de la juventud, y la ausencia de una amada que no esté en tiempo determinado para amarla, y con los progenitores: la madre está en el campo de lo angelical y su padre, con altamar; con estos datos se puede aventurar a decir que su vida se ha movido entre la tranquilidad y las borrascas.

Para finalizar, el poemario de Santin Marón, a pesar de su brevedad, se centra en dos ejes: el quehacer poético y que en la brevedad de la vida: es lógico / que olvides / estas lluvias / lo borran / todo / Somos / un metro / del pasado.

2009, junio.

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